Page 375 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker



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                      Del diario fonográfico del doctor

                      Seward, narrado           por   van Helsing


                                 sto es para Jonathan Harker.
                         E       señora Mina. Nosotros debemos ir a ocuparnos
                                        Debe usted quedarse con su querida
                                 de nuestra investigación..., si es que puedo
                                 llamarla así, ya que no es una investigación,
                  sino algo que ya sabemos, y solamente buscamos una confir
                  mación. Pero usted quédese y cuídela durante el día de hoy.
                  Esa es lo mejor y lo más sagrado para todos nosotros. De todos
                  modos, el monstruo no podrá presentarse hoy. Déjeme ponerlo
                  al corriente de lo que nosotros cuatro sabemos ya, debido a que
                  se lo he comunicado a los demás. El monstruo, nuestro enemi
                  go, se ha ido; ha regresado a su castillo, en Transilvania. Lo sé
                  con tanta seguridad como si una gigantesca mano de fuego lo
                  hubiera dejado escrito en la pared. En cierto modo, se había
                  preparado para ello, y su última caja de tierra estaba preparada
                  para ser embarcada. Por eso tomó el dinero y se apresuró tanto;
                  para evitar que lo atrapáramos antes de la puesta del sol. Era su
                  única esperanza, a menos que pudiera esconderse en la tumba
                  de la pobre Lucy, que él pensaba que era como él y que, por
                  consiguiente, estaba abierta para él. Pero no le quedaba tiempo.
                  Cuando eso le falló, se dirigió directamente a su último recur
                  so..., a su última obra terrestre podría decir, si deseara una dou
                  ble entente. Es inteligente; muy inteligente. Comprendió que
                  había perdido aquí la partida, y decidió regresar a su hogar.
                  Encontró un barco que seguía la ruta que deseaba, y se fue en
                  él. Ahora vamos a tratar de descubrir cuál era ese barco y, sin
                  perder tiempo, en cuanto lo sepamos, regresaremos para comu
                  nicárselo a usted. Entonces lo consolaremos y también a la po
                  bre señora Mina, con nuevas esperanzas. Puesto que es posible
                  conservar esperanzas, al pensar que no todo se ha perdido. Esa
                  misma criatura a la que perseguimos tardó varios cientos de
                  años en llegar a Londres y, sin embargo, en un solo día, en
                  cuanto tuvimos conocimiento de sus andanzas, lo hicimos huir
                  de aquí. Tiene limitaciones, puesto que tiene el poder de hacer




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