Page 379 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker


                  estaba de muy buen humor, cuando exactamente en el momento
                  de la pleamar, el hombre alto y delgado volvió a presentarse y
                  pidió que le mostraran dónde habían estibado su caja. Entonces,
                  el capitán le dijo que deseaba que tanto él como su caja estuvie
                  ran en el infierno. Pero el hombre no se ofendió y bajó a la bo
                  dega con un tripulante, para ver dónde se encontraba su caja.
                  Luego, volvió a la cubierta y permaneció allí un rato, envuelto en
                  la niebla. Debió subir de la bodega solo, ya que nadie lo vio. En
                  realidad, no pensaron más en él, debido a que pronto la niebla
                  comenzó a levantarse y el tiempo aclaró completamente. Mis
                  amigos sedientos y malhablados sonrieron cuando me explica
                  ron cómo el capitán maldijo en más lenguas que nunca y tenía
                  un aspecto más pintoresco que nunca, cuando al preguntarles a
                  otros marinos que se desplazaban hacia un lado y otro del río a
                  esa hora, descubrió que muy pocos de ellos habían visto niebla
                  en absoluto, excepto donde se encontraba él, cerca del muelle.
                  Sin embargo, el navío aparejó con marea menguante, e induda
                  blemente para la mañana debía encontrarse lejos de la desem
                  bocadura del río. Así pues, mientras nos explicaban todo eso,
                  debía encontrarse lejos ya, en alta mar. "Y ahora, señora Mina,
                  tendremos que reposar durante cierto tiempo, puesto que nues
                  tro enemigo está en el mar, con la niebla a sus órdenes, diri
                  giéndose hacia la desembocadura del Danubio. El avance en un
                  barco de vela no es nunca demasiado rápido; por consiguiente,
                  podremos salir por tierra con mucha mayor rapidez. y lo alcanza
                  remos allí. Nuestra mejor esperanza es encontrarlo cuando esté
                  en su caja entre el amanecer y la puesta del sol, ya que enton
                  ces no puede luchar y podremos tratarlo como se merece. Te
                  nemos varios días a nuestra disposición, durante los cuales po
                  dremos hacer planes. Conocemos todo sobre el lugar a donde
                  debemos ir, puesto que hemos visto al propietario del barco, que
                  nos ha mostrado facturas y toda clase de documentos. La caja
                  que nos interesa deberá ser desembarcada en Varna y entrega
                  da a un agente, un tal Ristics, que presentará allá sus credencia
                  les. Así, nuestro amigo marino habrá concluido su parte. Cuando
                  nos preguntó si pasaba algo malo, ya que de ser así podría tele
                  grafiar a Varna para que se llevara a cabo una encuesta, le diji
                  mos que no, debido a que nuestro trabajo no puede llevarse a
                  cabo por la policía ni en la aduana.
                         Debemos hacerlo nosotros mismos, a nuestro modo."
                  Cuando el doctor van Helsing concluyó su relato, le pregunté si
                  se había cerciorado de que el conde se había quedado a bordo
                  del barco. El profesor respondió:




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