Page 376 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker


                  mucho daño, aunque no puede soportarlo como nosotros. Pero
                  somos fuertes, cada cual a nuestro modo; y somos todavía mu
                  cho más fuertes, cuando estamos todos reunidos. Anímese us
                  ted, querido esposo de nuestra señora Mina. Esta batalla no ha
                  hecho más que comenzar y, al final, venceremos...
                         Estoy tan seguro de ello como de que en las alturas se
                  encuentra Dios vigilando a sus hijos. Por consiguiente, perma
                  nezca animado y consuele a su esposa hasta nuestro regreso.
                         VAN HELSING

                                 Del diario de Jonathan Harker

                         4 de octubre. Cuando le leí a Mina el mensaje que me
                  dejó van Helsing en el fonógrafo, mi pobre esposa se animó
                  considerablemente. La certidumbre de que el conde había salido
                  del país le proporcionó consuelo ya, y el consuelo es la fortaleza
                  para ella. Por mi parte, ahora que ese terrible peligro no se en
                  cuentra ya cara a cara con nosotros, me resulta casi imposible
                  creer en él. Incluso mis propias experiencias terribles en el casti
                  llo de Drácula parecen ser como una pesadilla que se hubiese
                  presentado hace mucho tiempo y que estuviera casi completa
                  mente olvidada, aquí, en medio del aire fresco del otoño y bajo la
                  luz brillante del sol...
                         Sin embargo, ¡ay!, ¿cómo voy a poder olvidarlo? Entre
                  las nieblas de mi imaginación, mi pensamiento se detiene en la
                  roja cicatriz que mi adorada y atribulada esposa tiene en la fren
                  te blanca. Mientras esa cicatriz permanezca en su frente, no es
                  posible dejar de creer. Mina y yo tememos permanecer inactivos,
                  de modo que hemos vuelto a revisar varias veces todos los dia
                  rios. En cierto modo, aunque la realidad parece ser cada vez
                  más abrumadora, el dolor y el miedo parecen haber disminuido.
                  En todo ello se manifiesta, en cierto modo, una intención direc
                  triz, que resulta casi reconfortante. Mina dice que quizá seamos
                  instrumentos de un buen final. ¡Puede ser!
                         Debo tratar de pensar como ella. Todavía no hemos ha
                  blado nunca sobre lo futuro. Será mejor esperar a ver al profesor
                  y a todos los demás, después de su investigación.
                         El día ha pasado mucho más rápidamente de lo que hu
                  biera creído que podría volver a pasar para mí. Ya son las tres
                  de la tarde.





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