Page 381 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker


                  proceden del bien y que son simbólicos en él. Y ahora, he aquí
                  lo que representa para nosotros: la ha infectado a usted; perdó
                  neme que le diga eso, señora, pero lo hago por su bien. La con
                  taminó de una forma tan inteligente, que incluso en el caso de
                  que no vuelva a hacerlo, solamente podría usted vivir a su modo
                  antiguo y dulce, y así, con el tiempo, la muerte, que es común a
                  todos los hombres y está sancionada por el mismo Dios, la con
                  vertirá a usted en una mujer semejante a él. ¡Eso no debe suce
                  der! Hemos jurado juntos que no lo permitiremos. Así, somos
                  ministros de la voluntad misma de Dios: que el mundo y los
                  hombres por los que murió Su Hijo, no sean entregados a mons
                  truos cuya existencia misma es una blasfemia contra Él. Ya nos
                  ha permitido redimir un alma, y estamos dispuestos, como los
                  antiguos caballeros de las Cruzadas, a redimir muchas más.
                  Como ellos, debemos ir hacia el Oriente, y como ellos, si debe
                  mos caer, lo haremos por una buena causa.
                         Guardó silencio un momento y luego dije:
                         —Pero, ¿no aceptará sabiamente el conde su derrota?
                  Puesto que ha sido expulsado de Inglaterra, ¿no evitará este
                  país, como evita un tigre el poblado del que ha sido rechazado?
                         —¡Ajá! Su imagen sobre el tigre es muy buena y voy a
                  adoptarla. Su devorador de hombres, como llaman los habitan
                  tes de la India a los tigres que han probado la sangre humana,
                  se desentienden de todas las otras presas, y acechan al hombre
                  hasta que pueden atacarlo. El monstruo que hemos expulsado
                  de nuestro poblado es un tigre, un devorador de hombres, que
                  nunca dejará de acechar a sus presas. No, por naturaleza; no es
                  alguien que se retire y permanezca alejado. Durante su vida, su
                  vida verdadera, atravesó la frontera turca y atacó a sus enemi
                  gos en su propio terreno; fue rechazado, pero, ¿se conformó?
                  ¡No! Volvió una y otra vez. Observe su constancia y su resisten
                  cia. En su cerebro infantil había concebido ya desde hace mucho
                  tiempo la idea de ir a una gran ciudad. ¿Qué hizo? Encontró el
                  lugar más prometedor para él de todo el mundo. Entonces, de
                  manera deliberada, se preparó para la tarea. Descubrió pacien
                  temente cuál es su fuerza y cuáles son sus poderes. Estudió
                  otras lenguas. Aprendió la nueva vida social; ambientes nuevos
                  de regiones antiguas, la política, la legislación, las finanzas, las
                  ciencias, las costumbres de una nueva tierra y nuevos indivi
                  duos, que habían llegado a existir desde que él vivía. La mirada
                  que pudo echar a ese mundo no hizo sino aumentar su apetito y
                  agudizar su deseo. Eso lo ayudó a desarrollarse, al mismo tiem




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