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Drácula de Bram Stoker
Del diario de Mina Harker
5 de octubre, a las cinco de la tarde. Reunión para escu
char informes. Presentes: el profesor van Helsing, lord Godal
ming, el doctor Seward, el señor Quincey Morris, Jonathan Har
ker y Mina Harker.
El doctor van Helsing describió los pasos que habían
dado durante el día, para descubrir sobre qué barco y con qué
rumbo había huido el conde Drácula.
—Sabíamos que deseaba regresar a Transilvania. Esta
ba seguro de que remontaría la desembocadura del Danubio; o
por alguna ruta del Mar Negro, puesto que vino siguiendo esa
ruta. Teníamos una tarea muy difícil ante nosotros. Omne igno
tum pro magnifico; así, con un gran peso en el corazón, comen
zamos a buscar los barcos que salieron anoche para el Mar
Negro. Estaba en un barco de vela, puesto que la señora Mina
nos habló de las velas en su visión. Esos barcos no son tan im
portantes como para figurar en la lista que aparece en el Times
y, por consiguiente, fuimos, aceptando una sugestión de lord
Godalming, a Lloyd's, donde están anotados todos los barcos
que aparejan, por pequeños que sean. Allí descubrimos que sólo
un barco con destino al Mar Negro había salido aprovechando
las mareas. Es el Czarina Catherine y va de Doolittle Wharf con
destino a Varna, a otros puertos y, luego, remontará por el río
Danubio.
"Entonces", dije yo, "ese es el barco en que navega el
conde." Por consiguiente, fuimos a Doolittle's Wharf y encontra
mos a un hombre en una oficina tan diminuta que el hombre
parecía ser mayor que ella. Le preguntamos todo lo relativo a las
andanzas del Czarina Catherine. Maldijo mucho, su rostro se
enrojeció y su voz era muy ríspida; pero no era mal tipo, de to
dos modos, y cuando Quincey sacó algo del bolsillo y se lo en
tregó, produciendo un crujido cuando el hombre lo tomó y lo
metió en una pequeña billetera que llevaba en las profundidades
de sus ropas, se convirtió en un tipo todavía mejor, y humilde
servidor nuestro. Nos acompañó y les hizo preguntas a varios
hombres sudorosos y rudos; esos también resultaron mejores
tipos cuando aplacaron su sed.
Hablaron mucho de sangre y de otras cosas que no en
tendí, aunque adiviné qué era lo que querían decir. Sin embargo,
nos comunicaron todo lo que deseábamos saber.
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