Page 397 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker



                                 Del diario de Jonathan Harker
                         15 de octubre, en Varna. Salimos de Charing Cross por
                  la mañana del día doce, llegamos a París durante la misma no
                  che y ocupamos las plazas que habíamos reservado en el Orient
                  Express. Viajamos día y noche y llegamos aquí aproximadamen
                  te a las cinco. Lord Godalming fue al consulado, para ver si le
                  había llegado algún telegrama, mientras el resto de nosotros
                  vinimos a este hotel..., "el Odessus". El viaje pudo haber resulta
                  do atractivo; sin embargo, estaba demasiado ansioso para preo
                  cuparme de ello.
                         Hasta el momento en que el Czarina Catherine llegue al
                  puerto no habrá nada en todo el mundo que me interese en ab
                  soluto. ¡Gracias a Dios!, Mina está bien y parece estar recupe
                  rando sus fuerzas; está recuperando otra vez el color. Duerme
                  mucho. Durante el día, duerme casi todo el tiempo. Sin embargo,
                  antes de la salida y de la puesta del sol, se encuentra muy des
                  pierta y alerta, y se ha convertido en una costumbre para van
                  Helsing hipnotizarla en esos momentos. Al principio, era preciso
                  cierto esfuerzo y necesitaba hacer muchos pases, pero ahora,
                  ella parece responder en seguida, como por costumbre, y ape
                  nas si se necesita alguna acción. El profesor parece tener poder
                  en esos momentos particulares; le basta con quererlo, y los pen
                  samientos de mi esposa le obedecen.
                         Siempre le pregunta qué puede ver y oír. A la primera
                  pregunta, Mina responde:
                         —Nada; todo está oscuro. Y a la segunda:
                         —Oigo las olas que se estrellan contra los costados del
                  navío y el ruido característico del agua. Las velas y las cuerdas
                  se tensan y los mástiles y planchas crujen. El viento es fuerte...
                  Lo oigo sobre la cubierta, y la espuma que levanta la popa cae
                  sobre el puente.
                         Es evidente que el Czarina Catherine se encuentra toda
                  vía en el mar, apresurándose a recorrer la distancia que lo sepa
                  ra de Varna. Lord Godalming acaba de regresar. Tiene cuatro
                  telegramas, uno para cada uno de los cuatro días transcurridos y
                  todos para el mismo efecto: el de asegurarse de que el Czarina
                  Catherine no le había sido señalado al Lloyd's de ninguna parte.
                  Había tomado disposiciones para que el agente le enviara un
                  telegrama diario, indicándole si el navío había sido señalado.
                  Tenía que recibir un mensaje cada día, incluso en el caso de que



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