Page 400 - Drácula
P. 400

Drácula de Bram Stoker


                  comprendo perfectamente lo que los hombres sienten en las
                  batallas, cuando se les da órdenes de entrar en acción. La única
                  de nuestro grupo que no mostró ninguna señal de emoción fue la
                  señora Harker. Después de todo, no es extraño que no se emo
                  cionara, ya que tuvimos especial cuidado en no dejar que ella
                  supiera nada sobre ello y todos tratamos de no mostrarnos tur
                  bados en su presencia. En otros tiempos, estoy seguro de que lo
                  hubiera notado inmediatamente, por mucho que hubiéramos
                  tratado de ocultárselo, pero, en realidad, ha cambiado mucho
                  durante las últimas tres semanas. La letargia se hace cada vez
                  mayor en ella y está recuperando parte de sus colores. Van Hel
                  sing y yo no nos sentimos satisfechos. Hablamos frecuentemen
                  te de ella; sin embargo, no les hemos dicho ni una palabra a los
                  demás. Eso destrozaría el corazón al pobre Harker, o por lo
                  menos su sistema nervioso, si supiera que teníamos aunque
                  solamente fueran sospechas al respecto. Van Helsing me dice
                  que le examina los dientes muy cuidadosamente, mientras está
                  en trance hipnótico, puesto que asegura que en tanto no co
                  miencen a aguzarse, no existe ningún peligro activo de un cam
                  bio en ella. Si ese cambio se produce..., ¡lo hará en varias eta
                  pas…! Ambos sabemos cuáles serán necesariamente estas
                  etapas, aunque no nos confiamos nuestros pensamientos el uno
                  al otro. No debemos ninguno de nosotros retroceder ante la ta
                  rea... por muy tremenda que pueda parecernos. ¡La "eutanasia"
                  es una palabra excelente y consoladora! Le estoy agradecido a
                  quienquiera que sea el que la haya inventado.

                         Hay sólo unas veinticuatro horas de navegación a vela
                  de los Dardanelos a este lugar, a la velocidad que el Czarina
                  Catherine ha venido desde Londres. Por consiguiente, deberá
                  llegar durante la mañana, pero como no es posible que llegue
                  antes del mediodía, nos disponemos todos a retirarnos pronto a
                  nuestras habitaciones.
                         Debemos levantarnos ala una, para estar preparados.


                         25 de octubre, al mediodía. Todavía no hemos recibido
                  noticias de la llegada del navío. El informe hipnótico de la señora
                  Harker esta mañana fue el mismo de siempre; por consiguiente,
                  es posible que recibamos las noticias al respecto en cualquier
                  momento. Todos los hombres estamos febriles a causa de la
                  excitación, excepto Harker, que está tranquilo; sus manos están
                  frías como el hielo y, hace una hora, lo encontré humedeciendo
                  el filo del gran cuchillo gurka que siempre lleva ahora consigo.



                                             399
   395   396   397   398   399   400   401   402   403   404   405