Page 40 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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42         MITOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA ÉPOCA FARAÓNICA


     cobraban mis perros de caza. Se me proveía igualmente con numerosos
     [pasteles42], y había leche en todo lo que se cocía4’.
       Pasé  (así)  numerosos  años:  mis  hijos  se  fortalecieron,  cada  uno  de
     ellos liderando su tribu. El mensajero que bajaba o que subía hacia la cor­
     te44 / [B,95]  se paraba conmigo, pues yo hacía que todo el mundo se de­
     tuviera. Yo daba agua al sediento, volvía a poner en ruta al que se había
     extraviado, y socorría a aquél que había sido robado43.
       Habiéndose visto los Beduinos obligados a repeler a los jefes de paí­
     ses extranjeros46, les aconsejé en sus movimientos, pues este príncipe de
     /[Β,ΙΟΟ] Retenu47 hizo que yo pasara muchos años como jefe de su ejér­
     cito. Toda nación contra la cual yo marchara, triunfaba de ella (y la man­
     tenía)  alejada48 de  (sus)  pastizales y de sus pozos; capturaba sus bestias,
     me llevaba a sus habitantes y acarreaba con sus provisiones, masacraba a
     las gentes que se encontraban alh',  /[B,105]  por mi brazo, por medio de
     mi arco, por mis marchas, por medio de mis excelentes planes. Yo gané
     su corazón49; él me amó, pues se había dado cuenta de hasta qué punto
     yo era bravo; me situó por delante (incluso) de sus hijos, pues había vis­
     to hasta qué punto mis brazos eran robustos.
    Su duelo con el campeón de Retenu

       Vino uno poderoso de Retenu, que me provocó / (13,110] en mi tien­
     da: era un héroe que no tenía igual, y que había derrotado a todo el país30.
    Decía que iba a batirse conmigo; pensaba que entonces me haría pillaje y
     se proponía  robarme el ganado, inducido por los  consejos  de  su tribu.
     Este príncipe51  deliberó conmigo, y dije: «No le conozco, no soy cierta­
    mente  de  sus  familiares,  /[B,115]  para  tener acceso  a  su  campamento.
    ¿He abierto su puerta en alguna ocasión?, ¿he derribado sus cercados? Es
     envidia, pues él me ve ejecutar tus órdenes. En verdad, soy como el toro
     de una manada errante  (que cae)  en medio de otra manada: entonces el
     macho de (este) rebaño carga hacia él, /[B,120] en tanto que un buey de


       42   La palabra «pasteles» no se encuentra en el Ms., que presenta aquí un hueco de un gru­
     po y medio: la restitución propuesta queda dudosa.
       4ΛSus alimentos eran preparados con leche (o con mantequilla), no en agua.

       44 La corte de Sesostris. -«Bajar» es ir hacia el norte; «subir» es ir hacia el sur.
       41  [N. del T.: Este tipo de expresiones recuerda mucho la  fraseología de las autobiografías
        :
     funerarias, y permite seguir suponiendo que el origen de esta obra se podría relacionar con este
    género literario tan extendido en Egipto.]
       40 D kïw h ísw t (cfr. la palabra «hiksos»): se trata posiblemente de jefes de tribus asiáticas.
       4-7 Amunenchi, el príncipe de Retenu superior: cfr. nota 27.

       4KLit. «de forma que estuviera apartada» d(r).t(i), seudoparticipio.
       4,) Lit. «era beneficioso para mí en su corazón» (el corazón del príncipe).
        ,
       11   Lit. «él lo había vencido»; el pronombre ,r(y) se refiere al nombre del país (Retenu), ante­
     riormente expresado.

       Λ| Fl príncipe de Retenu.
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