Page 41 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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HISTORIA DE SINUHÉ                                       43


    largos cuernos se abate sobre él. ¿Es que hay hombre alguno de origen
    modesto que, convertido en jefe32, sea amado? No hay Bárbaro53 que es­
    tablezca una alianza con el hombre del Delta. ¿Qué es lo que podría  fi-
    jar(?) un papiro a la roca? Ya que un toro34 gusta del combate, ¿querría
    un toro de elite35 volver la espalda, por temor a que aquél venga a igualár­
    sele? / [B,l 25] Si su corazón está tan inclinado al combate, ¡que diga que
    es lo que desea! ¿Acaso ignora Dios lo que le ha sido destinado?, ¿o bien
    es él quien lo sabe (realmente)?».
       Durante la noche, monté mi arco, saqué mis  flechas, liberé mi espa­
    da56, abrillanté mis armas.  Cuando vino el día,  (la gente de)  Retenu (ya)
    había llegado: /[B,130] él había agrupado a sus tribus, había reunido a la
    mitad de sus países, y no pensaba más que en este combate. Entonces él57
    avanzó sobre mí, que estaba esperándolo, pues me había apostado cerca
    de él. Todos los corazones ardían por mí; las mujeres e (incluso) los hom­
    bres suspiraban. Y todos los corazones estaban enfermos por mí, dicien­
    do: «¿Es que no hay otro campeón que pueda luchar contra él?». Enton­
    ces <enarboló>38 su escudo, su hacha /[B,135] y su brazada de jabalinas.
    Pero, después de escapar a sus armas39, actué de  forma que sus flechas,
    hasta la última, una  tras  otra,  pasaran  (también)  a  mi lado.  Después  se
                  ;
    lanzó  hacia  mí611  pero  tiré  sobre él  ,  y mi  flecha  se  clavó  en  su cuello.
    Lanzó un grito y cayó sobre su nariz; / [B,l 40] lo abatí con su propia ha­
    cha y lancé mi grito de guerra sobre su dorso. Todos los asiáticos chilla­
    ban (de júbilo). Di gracias a Montu61, en tanto que sus gentes se lamen­
    taban por él, y este príncipe, Amunenchi, me estrechó entre sus brazos.
    Entonces  me  apoderé  de  sus  bienes62,  tomé  sus  animales,  y lo  que  él
    había pensado hacerme, / [B, 145]  se lo hice yo a él; cogí lo que había en


       32 Lit. «que, en tanto que (n sf rí)  jefe». En esta  frase, como en la precedente, Sinuhé pare­
    ce hacer alusión a su condición de extranjero, detestado y envidiado por aquellos dc los que se
    ha convertido en señor.
       53 P dty, cfr. nota 32: aquí, un extranjero que vive en los confines del Delta, y que no es ne­
    cesariamente un enemigo.
       34 El campeón de Retenu, adversario de Sinuhé.
       33 El mismo Sinuhé.
       36 Haciéndola salir de la vaina, Sinuhé pasa la noche ejercitándose y probando sus armas.
       37 El campeón de Retenu. Esta frase (îw tpw ... m h iw .f) no se encuentra más que en R (1. 156).
       38 No hay un verbo en el testo, y suponemos (según Maspero, Griffith, y Sethe) la omisión
    de S S p .n.f. Sin embargo, sin añadir nada al texto, podríamos traducir (con Gardiner): «Entonces
    su escudo, su hacha y su brazada de jabalinas cayeron (hr) tras que (ffl-ht) yo escapara a sus ar­
    mas y que hiciera que sus flechas, hasta la última, pasaran a mi lado, en tanto que se acercaban
    el uno al otro».
       39 Su hacha y sus  jabalinas. Sinuhé va incluso a esquivar sus flechas.  Solamente cuando su
    adversario quede desarmado pasará él mismo a la ofensiva.
       60 Quería intentar un cuerpo a cuerpo.
       61 Montu, dios local de Tebas, se convirtió, tras el triunfo de los reyes de la dinastía XI, en
    el dios egipcio de la guerra.
       (12 Los bienes del vencido.
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