Page 42 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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44         MITOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA ÉPOCA FARAÓNICA


     su tienda, y saquée  su campamento.  De esta  forma me convertí en im­
     portante,  holgado  en  mis  tesoros,  rico  en  mis  rebaños.  Dios  actuó  así
     para manifestar su clemencia hacia aquél con quien se había irritado y que
     había dejado Λ-agar por otro país. Hoy su corazón está contento53. Un fu­
     gitivo huyó /[B,150] en su momento; (ahora) hay noticias mías en la cor­
     te. Uno rezagado vagó presa del hambre; (ahora) doy pan a mi vecino: Un
     hombre abandonó su país a causa de  (su)  desenlace;  (ahora) yo resplan­
     dezco en vestiduras de lino. Un hombre corrió falto de qué enviar64; (aho­
     ra)  soy rico / [B,l 55] en siervos. Mi mansión es hermosa, mi dominio es
     amplio; se ha hecho mención de mí en palacio.
     Su nostalgia de Egipto j  de la corte

        ¡O Dios, quienquiera que seas65, que has predestinado esta huida, sé
     clemente, devuélveme a la corte! Es posible que me concedas volver a ver
     el lugar donde  mi corazón  no  cesa de  estar.  ¿Qué  hay más importante
     para mí que  ser enterrado  en Egipto,  siendo  así  que yo he  nacido  allí?
     /[B, 160]  ¡Ven en mi ayuda!.  He  aquí que un  feliz  acontecimiento  se ha
     producido66. Dios me ha dado testimonio de (su) clemencia. ¡Que pueda
     igualmente actuar para preparar un buen fin para aquél a quien había con­
     vertido en miserable!  ¡Que pueda su corazón conmoverse por aquél que
     había desterrado (y obligado) a vivir en tierra extranjera! Si está hoy dis­
     puesto a mostrarse clemente, que escuche la súplica de un exiliado y que
     lleve de nuevo  (su)  mano,  (esta mano)  que me ha hecho llevar una vida
     errante67, al lugar de donde la había sacado. / [B, 165]
        ¡Que el rey de Egipto me sea clemente, que pueda yo vivir por su mer­
     ced!  ¡Que pueda yo saludar a la señora del país que está en su68 palacio!
     ¡Que pueda yo escuchar los mensajes  de sus hijos!  ¡Ah!, que mi cuerpo
     rejuvenezca, pues la vejez ha descendido (sobre mí), y la languidez me ha
     invadido63: mis ojos me pesan, mis brazos están sin vigor, /[B,  170]  mis
     piernas  rehúsan  servirme, mi corazón está fatigado; estoy próximo  a la


        íu F.l corazón de Sinuhé.
        64   Para hacer sus encargos, llevar sus mensajes. Cfr. Admonitions, 8, 3: «aquél que era un men­
     sajero (ahora) envía a otro».
         N tr(w) nb·. para evitar todo error acerca de la identidad del dios a quien se dirige, Sinuhé
     se sirve de una expresión general. Comparar con VlRCill.lo, A en., 4, 576, sancte deorum, quisquis es.
        66 La victoria de Sinuhé y su enriquecimiento consecutivo. La traducción literal es: «esto (pw)
     que se ha producido (hpr) es un feliz acontecim iento (sp nfr)». (Construcción anormal, muy rara).
        r,? Lit. «por la cual yo he llevado una vida errante». Quiere decir: que Dios baje la mano que
     había levantado para golpearme. Interpretación (extraída utilizando el texto de R,189) propues­
     ta por A.  M. Blackman, en JEA 22 (1936), pp. 38-39.
        68 «Su palacio», el palacio del rey. Más adelante: «sus hijos», los hijos de la reina.
        m Cfr. Ptubotep, 8-9: «La ancianidad está aquí, la vejez ha descendido (sobre mí)». Más ade­
     lante, la frase  «mis piernas rehúsan servirme, mi corazón está  fatigado»  se  puede aproximar a
     Ptabotep,  12: «la fuerza está ausente para aquél cuyo corazón esta fatigado».
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