Page 138 - Fantasmas, espectros y otros trapos sucios
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podrido) se encontraba, como siempre, al lado de Gil.
El niño saltó de la cama, ya estaba asustado de verdad, comenzó a sudar y hasta
sufrió un fuerte dolor de estómago. Se dio cuenta de que debía tomar una acción
más radical, como cruzar la ciudad y abandonar al osito en un lejano bote de
basura de donde no pudiera volver.
Con esta idea en la cabeza, puso al osito de felpa en una bolsa y salió del
departamento, pero justo antes de que tomara el elevador escuchó una voz:
—Ni te esfuerces en tirarlo…
Se giró y vio a una niña, era bastante bonita aunque algo pálida, Gil ya la había
visto antes, era la hija de la famosa cantante del departamento de al lado.
—Esos ositos siempre vuelven —aseguró la niña—. No importa qué tan lejos los
abandones.
—¿Cómo lo sabes ? —Gil la miró con desconfianza.
—Por que yo ya lo intenté.
Gil se sorprendió al saber que la niña, llamada Marina, también tenía un osito de
felpa. Y según le contó, apareció del mismo modo, en la lavadora automática de
su departamento, en medio de otros extraños objetos como un sombrero de
lentejuelas para su mamá. Ninguno tenía una explicación para esto, aunque
Marina había llegado a una conclusión tenebrosa:
—Esos osos se alimentan de nosotros, son vampiros.
—No es cierto —Gil, nervioso, se tocó el cuello—, yo no tengo heridas.
—Entonces no has revisado bien… —aseguró la niña—, mira.
Marina se desabotonó la blusa y mostró su vientre, tenía el ombligo inflamado y
con manchitas rojas.
—Por ahí chupan la sangre —explicó Marina—, hace dos noches lo vi, aunque
no pude defenderme porque sin querer, me quedé dormida.