Page 52 - Fantasmas, espectros y otros trapos sucios
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fantasma del pueblo, que desde la llegada de los espectromex, no lo visitaban ni

               las moscas.





               Después de recuperar el aliento, Edmunda retomó la conversación que, por
               cierto, se había quedado en un punto bastante interesante.


               —¿Por qué dices que descubriste algo raro en los fantasmas?


               Pablito Sustos de nuevo guardó silencio y miró al piso, como si las puntas de sus
               zapatos fueran interesantísimas.


               —¿Quieres que te dé una mordida para que hables? —Edmunda le mostró sus
               dientes amarillentos.


               —No por favor —contestó Pablito, quien era muy sensible a las amenazas
               caníbales—. Lo que sucede es que… ¿Has visto el espectromex que tiene doña
               Ágata ? ¿El que se hace llamar Gino Galán y lo usa como novio…?


               Edmunda asintió y Pablito continuó:


               —Pues yo lo conocía desde antes. Lo conocí cuando aún estaba vivo —reveló el
               niño—. Su nombre era Serapio Rodríguez y tenía una carpintería.


               Edmunda lo miró suspicaz…


               —Pero don Carmelo dice que todos sus fantasmas son falsos y los hacen en una
               fábrica llamada Spectra —Replicó Edmunda.

               —Pues yo no estaría muy seguro —murmuró Pablito—. También reconozco a

               los espectros violinistas de don Sinforoso, todos ellos vivían en el pueblo de
               Casillas.

               Edmunda dio un respingo ¿Había dicho Casillas? Era imposible, Casillas era un

               pueblo a quince kilómetros de Rincón de Garnica y las dos poblaciones llevaban
               años peleadas a muerte.

               Nadie sabía exactamente cómo es que había iniciado el conflicto, algunos decían

               que fue por un concurso de belleza llamado “La Flor más Bella de la Sierra”. Y
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