Page 57 - Fantasmas, espectros y otros trapos sucios
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PAUSA PARA HACER AGUAS






               —TITO, ¿no quieres ir al baño? —me preguntó mi tío, así de golpe,
               interrumpiendo la narración.


               —Claro que no… —dije. Tenía la piel chinita por la historia que me estaba
               contando, no por ganas de hacer pis.


               —¡Ah!, es que me lo pareció y es que ha pasado tanto tiempo —dijo mi tío
               mirando el reloj de la pared—. ¡Santas Pulgas del Pulgatorio! ¿Ya viste la hora?,
               creo que me extendí demasiado con este relato.


               —No importa —dije impaciente por tanta interrupción. Quería que continuara.
               ¿Edmunda y Pablito lograron salvar a Rincón de Garnica? ¿Don Carmelo
               convirtió a todos los pobladores en fantasmas? ¿Me podría prestar una silla sin
               agujeros para sentarme?


               —Ya sabes el mecanismo —recordó mi tío—. Yo no cuento nada gratis, tienes
               que pagar por el final de ese relato.


               —¡Pero yo ya pagué la historia! —salté.


               —Claro que no. Tú pagaste la historia del fantasma que fue mi mascota, pero no
               la del vendedor de espectros que llegó a Rincón de Garnica… Si te fijas bien son
               dos relatos diferentes y se pagan por separado.


               Mi tío estaba resultando demasiado mañoso, sin que me diera cuenta me había
               metido otra historia, me había interesado y ahora quería ponerme a trabajar de
               nuevo para venderme el final.


               —¡No es justo! —exclamé—. Creo que merezco un poco más, limpié tu baño,
               fue dificilísimo, tardé todo el día…


               —Te escogeré algo más simple que puedas limpiar cuando vuelvas mañana.


               —¿Mañana?
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