Page 60 - Fantasmas, espectros y otros trapos sucios
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CONTINUACIÓN Y FINAL DE “FANTASMAS


               PARA TODA OCASIÓN”







               CUANDO EDMUNDA y Pablito llegaron a Rincón de Garnica, se aliviaron al
               oír ruidos comunes y corrientes como gritos de niños, música de polka y hasta
               ladridos de perros. Los pobladores parecían tranquilos y más felices que de
               costumbre.


               —Todo parece normal —suspiró Edmunda.

               —Sí, hasta los piratas —asintió Pablito.


               —¿Cuáles piratas?


               —Los que están al lado de las hadas —señaló el niño.


               Entonces Edmunda los vio, ahí, del otro lado de la calle había piratas, hadas,
               odaliscas, reyes, conejos gigantes y más personas disfrazadas.


               Los niños detuvieron al primer hombre que pasó junto a ellos, resultó ser
               Sinforoso Castro, el músico del pueblo.


               —¿Qué están celebrando? —le preguntó Edmunda.


               —Pero criatura, ¿en qué mundo vives? —sonrió el músico—, estamos de fiesta
               por la gran noticia. ¡Don Carmelo les sacará un duplicado fantasmal a todas las
               familias que hayan comprado un espectromex!


               —¿Y eso para qué? —dijo Pablito.


               —¡Qué pregunta es esa! —El músico rio como si fuera un chiste buenísimo—.
               Los espectromex son la cosa más útil desde que se inventaron las sales de
               bicarbonato. Los fantasmas pueden usarse para todo, suponte, no sé… que se
               muere tu abuelo, ¿qué harías?


               —Pues llorar mucho —admitió Pablito.
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