Page 61 - Fantasmas, espectros y otros trapos sucios
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—Te aseguro que no —arremetió el músico—. Porque gracias a las réplicas
espectromex ya no vas a sentirte triste. Si se muere tu abuelito simplemente
sacas su repuesto, lo sientas en la mecedora y asunto arreglado ¡qué maravilla!
¿No? Ahora imagina que tienes dos novias y quieres salir del enredo… ¿cómo lo
harías?
—Rompo con ellas y me voy a confesar —sugirió Pablito, que era muy decente.
—¡Pero qué ocurrencias! —volvió a reír el músico—, simplemente envías un
duplicado espectromex de ti a una de ellas y nadie se entera de tu pecadillo.
—¿Pero eso es correcto? —intervino Edmunda.
—Es práctico y con eso basta —afirmó el músico—. Uno puede usar la réplica
para lo que se le antoje, para enviarla a una reunión aburrida, como curiosidad,
de regalo para que nos recuerden, en fin… Y lo mejor de todo es que el
duplicado es gratuito.
—¿Quiere decir que no costará nada? —Edmunda estaba atónita.
—Ya conocen a don Carmelo, ¡es tan generoso y ama a nuestro pueblo! —Al
músico se le humedecieron los ojos—. La única condición para obtenerlo es
vestir un disfraz. Por cierto, yo que ustedes me iba a cambiar ahora mismo.
Y dicho esto, el músico se alejó dejando a Pablito y a Edmunda completamente
pasmados.
—Te juro que no entiendo —murmuró Pablito—. Si don Carmelo es tan malo,
¿por qué quiere regalarle a la gente una copia de ellos mismos en forma de
fantasma?
—¿No te das cuenta? —Edmunda tragó saliva—. Don Carmelo no va a
regalarles nada, al contrario, usará la máquina de daguerrotipos para convertirlos
en fantasmas. Ese aparato debe sacarles el alma a las personas, y don Carmelo
les pide que se disfracen porque los espectromex con aspecto divertido son más
fáciles de vender.
—Entonces hay que detenerlo —sugirió Pablito, aunque no parecía muy
dispuesto a convertirse en un gran héroe. Las rodillas le temblaban tanto que
parecían castañuelas.