Page 79 - Fantasmas, espectros y otros trapos sucios
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saber de quién hablo. Trabajaba con dos muñecos de ventrílocuo, pero estos no
eran manejados por ella, sino que tenían vida propia y sabían chistes buenísimos,
hasta que en una función sucedió algo espantoso, ocurrió en pleno Teatro
Blanquita…
—Tío, ¿en qué quedamos? —lo interrumpí. No iba a embarcarme en ninguna
historia sin saber cuánto me costaría.
—Perdón, no lo puedo evitar, está en mi naturaleza, soy un fanático del horror.
Desde mi aventura con el guaje fantasmal creció dentro de mí una pasión por
todas las cosas misteriosas y me volví comerciante de cuentos, te diré cómo
empecé con mi extraño oficio… fue muy curioso…
—Tío, ya te dije que…
—Esta narración corre por mi cuenta. —Mi tío guiñó el ojo—. Es invitación de
la casa.
—¿No va a costarme nada? ¿Me lo juras?
—Ya te dije que no… a menos que quieras limpiar el clóset de la habitación de
huéspedes.
—No, no, mejor sigue, ya que entramos en materia.
—Está bien… —Mi tío se frotó las manos y comenzó su nuevo relato…