Page 83 - Fantasmas, espectros y otros trapos sucios
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—Lo digo en serio, papá. Le juro que puedo recuperar el dinero de las

               colegiaturas y hasta sacar ganancias.

               Mi padre iba a decir algo pero mejor guardó silencio. Creo que no le importaba
               que fuera vago o loco, mientras pudiera sacar dinero de ello. Así que luego de

               pensarlo un rato, dijo:

               —Tienes una semana para demostrar que puedes ganar dinero; si no, te vas
               derechito a la escuela militar.


               Le di las gracias, aunque para ser sincero no tenía la menor idea de cómo obtener
               dinero. Después de mucho pensar llegué a la conclusión de que el único que
               podía comprarme una historia era el Vocero de Zacatecas, un periódico que

               publicaba historias en formato de folletín, la versión antigua de las telenovelas.

               Después de mucho insistir, me colé a la oficina del editor jefe, don Antulio
               Gamo; era un hombre obeso y sin demasiado ánimo de escuchar a un chico

               esmirriado y con un fajo de hojas atiborradas de anotaciones.

               —Ahora no estamos buscando mensajeros —bufó dirigiéndome una mirada
               rápida—, regresa en un par de años y entonces platicamos.


               —No vengo a pedir trabajo de mensajero —repuse digno—. Soy recolector de
               cuentos de horror y le traigo una historia para su sección literaria.


               El editor me dedicó una segunda mirada; aunque por su ceño fruncido y la cara
               de aburrición, supuse que no lo había impresionado nadita.


               —Mira hijo, te voy a dar tres consejos —gruñó don Antulio—. Nunca te
               presentes a una entrevista de trabajo en pantalones cortos y jamás, pero jamás, te
               peines de raya a la mitad.


               —¿Y?


               —… ¿Y qué cosa?


               —Falta el tercer consejo.


               —Ah, sí… —Sonrió el editor—. No hagas ruido cuando cierres la puerta al salir.
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