Page 127 - El Bosque de los Personajes Olvidados
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chiste privado al mirar la esfera de cristal. El gnomo me saludó con una
inclinación de cabeza y, con cierta melancolía, agregó, mientras observaba en
la esfera a los príncipes asustados:
—Ya ha pasado mucho tiempo.
—Demasiado, pienso yo. De no haberle dado tantas vueltas habrían llegado aquí
hace años —dijo el mago con tono recriminador—. Esos príncipes les dan
demasiadas vueltas a las cosas para hacer cualquier nimiedad.
—Ten paciencia —dijo el gnomo mientras colocaba sus manos en la espalda del
mago—, y no olvides que tenemos ya un invitado —agregó lanzándome una
cálida sonrisa.
—Claro. Lo lamento mucho, señor Octavo Enano. Catorce años sin visitas, salvo
las de mi madre, y muy de vez en cuando. Y, de repente, llegan todas juntas, cosa
curiosa en verdad. Por cierto, debo darle las gracias por auxiliar a esos jóvenes
atolondrados.
El mago Rigardo no daba crédito al talante de la princesa Anjana y del Príncipe
Verde.
—Pero, mira, ¡qué horror! Con esa indecisión van a llegar después de que a otro
mago le toque hechizar a los hijos de Anjana y del Príncipe Azul —refunfuñó
Rigardo—. ¿Cómo pretende él obtener algún papel con esa actitud? —
obviamente hablaba del miedoso Príncipe Verde.
—Está enamorado —trató de disculparlo el gnomo.
—¿Y eso qué? No por eso debe parecer un tonto. ¡Oh!, en verdad lamento este
incidente, señor Octavo Enano.
—No se preocupe, soy de naturaleza curiosa, y debo admitir que disfruto mucho
esta situación.
—Me alegro.
Aquello sí que era peculiar. Quien había hechizado a Anjana parecía ansioso de
que ella llegara y, por sus comentarios, incluso consideraba que había tardado
mucho.