Page 95 - El Bosque de los Personajes Olvidados
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caso pueda ser siquiera feliz, así que no digamos nada de “para siempre”.
—¿Evitarlo? —pregunté ciertamente sorprendido.
—Sí. Yo no quiero casarme con un tipo a quien ni conozco y que no sé si me va
a caer bien.
—¿Pero no es ése el sueño de toda princesa?
—Pues yo no sé de las demás, pero no es el mío. Yo no quiero ir atrás de un
hombre, sino de mi propio sueño.
Hablar de los sueños me hizo recordar la barrera del mago oscuro y el efecto
que había tenido en mí. Ésa fue la primera vez que sentí tanta tristeza. No podía
imaginar cuál habría sido el sueño que se desvanecía en tan diminuta criatura
debido a la magia de Rigardo. ¿De qué podría tratarse el sueño de una princesa
predestinada a la felicidad? ¿Acaso de no dejar escapar ese fantástico destino?
—¿Y cuál es tu sueño? —pregunté.
—Mamá dice que si uno cuenta sus sueños no se cumplen.
—Pero también es difícil que se cumplan si no los dices.
—¿Por qué? —quiso saber la princesa, que tenía una ridícula pero encantadora
mueca en la cara.
—Porque, por ejemplo, imagina que quieres convertirte en una famosa bailarina.
—No quiero ser bailarina.
—Bueno, en una famosa de lo que tú quieras.
—¡Pianista!
—Bien, en una famosa pianista, pero que nunca se lo comentas a tus papás.
Entonces ellos no van a saberlo y, por lo tanto, nunca te van a meter a clases de
piano a tiempo. Y es posible que pierdas los años que necesitas para formarte
adecuadamente para lograr tu sueño. Ser pianista requiere muchísima práctica e
iniciar desde temprana edad.