Page 99 - El Bosque de los Personajes Olvidados
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—No quiero ver a Emisario —dijo con pesadez.
—Anjana, ser princesa implica, a veces, anteponer la responsabilidad a lo que se
quiere.
—Yo no pedí ser princesa.
—Bueno, yo no pedí ser un príncipe olvidado y mírame; así son las cosas.
Desde nuestra posición a las orillas del bosque y con una magnífica vista al
Reino de la Imaginación Olvidada, el cual se enmarcaba por un cielo que
parecía teñirse de rosa con la puesta de sol, quise saber algo más, pues el
tiempo que nos quedaba juntos se agotaba:
—¿Puedo saber para qué deseabas ver a Rigardo?
—Para convencerlo de que me diga cómo romper el hechizo que me lanzó.
Aquella idea me pareció casi ridícula, e hice mi mejor esfuerzo para contener
una carcajada. Decírsela a Emisario habría bastado para que el Príncipe Azul
cancelara la boda al alegar “locura” por parte de Anjana.
—¿Piensas pedirle al mago oscuro que te explique cómo romper el
encantamiento que te lanzó?
—Sí —me respondió haciendo un mohín.
—¿Y no crees que tal vez no quiera?
—He pensado en esa posibilidad y sé que es lo más probable, pero si no lo
intento nunca lo sabré.
—Aún eres una niña. Falta mucho para que la maldición se cumpla; eso será
hasta que tu boda con el Príncipe Azul esté próxima, pues ocurrirá el momento
más dramático. ¿Qué sentido tiene preocuparse desde ahora?
—Porque tengo sueños que no puedo cumplir con un príncipe de por medio, y
menos si es el Príncipe Azul.
—Créeme, Anjana, aún hay tiempo. Eres una niña, no te preocupes por cosas de