Page 118 - Hasta el viento puede cambiar de piel
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de los demás lo podíamos creer. Ese huracán rojo había separado a las dos
hermanas unidas por más de once años. Las dos no dejaban de verse. Por
primera vez se veían duplicadas sin un espejo de por medio, sin esperar la
imitación de la imagen del otro lado. Acariciaron su rostro una a la otra y Laura
por fin dijo:
—Me choca que uses el pelo así.
—Eso lo dices porque a ti no te queda —le respondió Tania sonriendo.
Se abrazaron y yo casi lloro. Ahora tenía a mis dos amigas para todos los días.
La maestra Brenda se acercó y Érika también y en un minuto quedamos todos en
un gran círculo. Sentíamos que todo había terminado.
Tania consultó a Laura:
—¿Qué dirá mamá ahora?
Érika les dijo:
—Va a estar feliz.
Claro que no todo era maravilloso. Ese furioso viento se había llevado a la
doctora Gardel, quizás para siempre.