Page 38 - Hasta el viento puede cambiar de piel
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apuró:


               —A ver, quiero que me expliquen cómo está eso de que piensan vengarse de
               estas niñas.


               —¿Qué dice? —preguntó cobardemente el Garrapata.


               —Nosotros no haríamos eso nunca —mintió el Bicho en su mejor intento de
               sacar su lado bueno.


               —Entonces ¿qué es eso que lleva tu imagen negativa en la mano?


               —¿Qué?


               —Ya sé. Llevan escondida una bolsa con estiércol. Ajá, y veo que tienen la
               intención de aventársela en el pelo a las niñas.


               El rostro del Garrapata se puso tan blanco como el mío cuando está por llegar un
               fuerte viento del este.


               —Vámonos de aquí. Es una bruja.

               —Pero, ¿cómo supo? —comentó extrañado el Bicho.


               Entonces el Garrapata sacó de la bolsa de su pantalón un paquete de plástico, lo
               tiró al suelo y salió corriendo. La envoltura del paquete se abrió y un montón de
               estiércol se desparramó. El Bicho no se iba a quedar a recibir ningún regaño de

               Pilar, así que huyó mientras le gritaba a su compañero Escorpión, que parecía
               haber sacado alas de algún lado para poder desaparecer en un microsegundo:

               —Espera, cobarde, ¿qué haces?


               Los dos niños doblaron la esquina y entonces pude soltar a Laura, que por suerte
               no había perdido demasiada circulación en el brazo y pronto recuperaba su color
               natural, después de pasar por el morado y el lila.


               —Ahí tienen a dos niños con un fuerte lado negativo —comentó Pilar. Luego
               tras una pausa continuó—: Casi todos los hombres en este lugar tienen muy
               oscuro su lado negativo.
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