Page 39 - Hasta el viento puede cambiar de piel
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No supe qué decir sino:
—Gracias por defendernos, Pilar.
Entonces volvió a examinar su lentes.
—¿Qué pasa? —preguntó Laura.
—Nada, que estos lentes deben estar mal. Creo que aprovecharé para ir esta
tarde a que los arreglen. Ayer vino Estela y apenas pude distinguir sus lados... y
ahora... no sé. Tal vez sea la edad.