Page 96 - Hasta el viento puede cambiar de piel
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lumbre.
—Oye, no te molestes conmigo. Estuviste muy bien. Él no tenía por qué tratarte
así.
Respiré profundamente y entendí que no debía molestarme con el Bicho.
—Lo que pasa es que me hizo enojar mucho.
—No dejes que un ogro así te haga enojar. Lo importante es que pudimos
averiguar que la maestra Brenda tiene razón.
El Bicho me tocó y casi podría decir que ni me molestó, ni me dio asco. Me dio
gusto que reconociera lo mal que me había tratado el padre de Pilar, el
mismísimo diablo. No pude sino sentir lástima por ella que había tenido que
soportarlo tantos años.
Apenas habíamos llegado a casa de Mario, cuando lo vimos aproximarse con
Tania.
—No quisieron abrirnos en casa de las gemelas.
Mi amiga se veía muy molesta:
—Todos en esa casa son unos machos asquerosos.
Casi pude ver a Tania barriendo la entrada de la casa o preparando de comer al
hermano de las gemelas, como yo casi lo había tenido que hacer con el padre de
Pilar.
—La trataron muy mal. Por eso está así de molesta —dijo Mario—. Pero no
crean que no averiguamos algo... Tania tuvo una idea muy buena.
—La verdad, la verdad es que fue idea de Laura —aclaró Tania.
Entonces Mario sacó de su bolsillo una libreta y mientras la mostraba, nos dijo:
—Es una agenda con calendario. Vimos la fecha en la que nacieron las gemelas
y como a Laura y Tania les pusieron nombres del calendario, se les ocurrió que
si hubieran sido niños, también les hubieran puesto nombres del calendario. Para