Page 97 - Hasta el viento puede cambiar de piel
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el 24 y 25 de diciembre que fue cuando nacieron las gemelas, los nombres

               masculinos son Delfino y Jesús.

               Todos nos miramos en actitud triunfante. Habíamos comprobado lo que la
               maestra Brenda sospechaba. Pero yo tenía una rara sensación, tan rara como

               cuando te dice tu mamá que te va a cocinar algo maravilloso y te encuentras ante
               un saludable plato de verduras (y de las que más odias). Sentía que no habíamos
               logrado nada aún. Además ¿por qué no encontramos la pulsera de la señora
               Lulú?, ¿habría nacido en otro hospital? Y tal era mi decepción que el Bicho lo
               notó en mi rostro y preguntó qué me pasaba. Entonces Mario dijo:


               —Sí averiguamos algo. Que Tania nunca va a regresar a la casa de las gemelas.


               —El idiota del hermano quería que le fuera a comprar un refresco para dejarnos
               entrar —dijo mi amiga.

               Fue cuando la idea vino a mi cabeza, de forma tan inesperada como un

               relámpago que cae en el desierto. Me di cuenta de que sí habíamos averiguado
               algo:

               —Ni en la familia de Pilar, ni en la familia de las gemelas querían que ellas

               fueran mujeres.

               ¿Sería acaso eso lo que unía a todas las desaparecidas? ¿Habrían sido todas ellas
               unas mujeres infelices, limpiando pisos, lavando vasos y haciendo mandados?
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