Page 38 - La otra cara del sol
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EL TIEMPO PASÓ e Ismael llegó.


               Me estaba peleando con Coqui porque me había quitado mi puesto en la mesa.
               La verdad es que él y el Negro hacen todo para hacerme rabiar, y entre más
               furiosa me pongo ellos más se ríen. Mis gritos no me dejaron oír los golpes en la
               puerta y a duras penas pude escuchar que Tatá me llamaba. Alcancé también a
               oír el nombre de Ismael, lo vi aparecer en el comedor y creí morirme de

               vergüenza, porque era seguro que había escuchado la pelea con mis hermanos.

               Estaba altísimo.


               —Pero... ¡eres un gigante! —le dije mientras nos abrazábamos.


               —Tú, en cambio... —dijo sonriendo y añadió—: No es que hayas crecido una
               barbaridad pero estás mucho más linda.


               Sé que mi cara y mis orejas se incendiaron. Afortunadamente Coqui y el Negro
               se habían alejado; de lo contrario, no me habrían dejado tranquila el resto de mi
               vida.


               En ese mismo momento llegó papá.


               —Dios mío, Ismael, ¡eres todo un hombre! Qué gusto verte; a ver, siéntate —le
               dijo papá muy contento.


               Ismael no se hizo del rogar.


               —¿Cómo está tu mamá? —le preguntó papá.


               —Bien, bastante bien, gracias. Está muy feliz porque le van a publicar un libro.

               —Es verdad, Jana me había comentado algo al respecto —le dijo papá haciendo
               una seña a Tatá—. Pon un plato más en la mesa. Te quedas a almorzar con

               nosotros, ¿verdad?

               Ismael sonrió; yo me puse más feliz de lo que ya estaba.


               Ismael me tendió el paquete que tenía en sus manos mientras me decía:
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