Page 51 - La otra cara del sol
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ponen José y Monona. Y ni qué decir que el abuelo exagera a más no poder para
que todo el mundo tiemble de miedo con el Hombre sin cabeza o la Patasola.
Una tarde, luego de su siesta, el abuelo me miró fijamente y me dijo:
—Cómo te pareces a tu madre, Jana.
Tatá, que estaba, cerca intervino:
—Papá dice que la que más se le parece es Monona.
—Los parecidos no son los mismos para todas las personas —pronunció el
abuelo pensativo y añadió—: Bueno, ya no más conversación triste. A ver,
ayúdenme a inventar unas coplas para esta noche. ¿Qué tal si hacemos una a
cada miembro de la familia?
La idea nos pareció genial. Trabajamos duro y nos reímos como locos. Por la
noche les dimos la sorpresa. Tatá y yo cantamos con el abuelo las coplas
inventadas para nuestros hermanos. Cada uno esperó con impaciencia la suya y
cada vez los demás se desternillaban de risa. Pero lo que nosotras no sabíamos
era que el abuelo nos había hecho coplas también a nosotras. Ni siquiera papá y
Fanny se escaparon:
Tatá es una señorita
inteligente y bonita,
iy los chicos ya la invitan
ia bailar la cumparsita.
Hubo aplauso general y Tatá se puso como una granadilla.
Sacar muelas es su oficio,