Page 100 - El arte japonés de la guerra : entendiendo la sabiduría de la estrategia
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96            EL ARTE  JAPONÉS  DE  LA GUERRA

         incluso  los  escritos  pormenorizados  de  Takuan  extrajeron
         mucha  sabiduría  práctica de esta  simple premisa.  La belleza
         característica  de éstos  consiste  en  su  retomo  insistente  a los
         orígenes,  que  es  uno  de los rasgos  peculiares  del zen.
            La primera de las cartas  de Takuan  a Yagyu recogida en
         la colección  llamada  Escritos sobre  las maravillas  del conoct-
         miento  inmutable,  se  titula  «La  aflicción  de  la  fijación
         inconsciente».  En  ella  introduce  el tema  de la percepción
         zen  en  el contexto  del  duelo,  simbolismo  de la confronta-
         ción, la lucha y el conflicto  humanos.

                  En  lo que  se  refiere  al arte  de la guerra,  cuando  ves  la
              espada de un  adversario  sobre  ti, tu  mente  queda fijada en
              ella si quieres  esquivarla  en  ese  momento.  En este  caso,  tu
              acción  es  vacilante  y eres  herido  por  tu  rival.  A esto  se  le
              llama  fijación  o  demora.
                  Si no  pones  tu  mente  en  la espada  atacante  aunque  la
              estés  viendo,  te  mantienes  sin  pensamientos  y  vas  al
              encuentro  del arma  que te ataca  en  cuanto  la apercibes,  sin
              fijar en  absoluto  tu  mente  en  ella, puedes  apartar  la espada
              que  quiere  matarte,  y convertirla  a  su  vez  en  un  instru-
              mento  para  matar  a tu  enemigo.
                  En el zen,  a esto  se  le llama  tomar  la punta  de la lanza
              y darle  la vuelta  para  herir  al que  la empuña.  Significa  lo
              mismo  que  apartar  la espada  del  adversario  para  matarlo
              con  la llamada  «no  espada».
                  Tanto  si tu contrincante  ataca  primero  como  silo haces
               tú, si fijas tu  mente  totalmente  en  la persona,  la espada,  la
               distancia  o  el tiempo,  tus  acciones  serán  titubeantes.  La
               consecuencia  será  tu  muerte.
                  Puesto  que  tu  mente  está  ocupada  con  tu  adversario
               cuando  te pones en  una  situación  de lucha, tampoco  debes
               fijarla sobre  ti mismo.
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