Page 156 - El arte japonés de la guerra : entendiendo la sabiduría de la estrategia
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152           EL ARTE  JAPONÉS DE LA GUERRA

        treinta  y seis estrategias; y no son  sólo los japoneses quienes las
        utilizan.
           Las raíces  originales  de la moral  japonesa  se  encuentran
        en  el sintoísmo,  término  general  para  expresar  la religión
        nativa.  Elementos  de la cultura  japonesa  como  la limpieza
        y otros  rituales  domésticos,  la creencia  en  los  espíritus,  las
        bendiciones  y las maldiciones,  la espada y otros  objetos feti-
        chistas,  el  autoritarismo,  el  tribalismo,  el  racismo  y  el
        nacionalismo,  son  derivaciones  de las fuentes  sintoístas.  En
        esencia,  el sintoísmo  no  es  como  se  afirma  generalmente
        una  forma de culto a la naturaleza,  aunque  implique  la rela-
        ción  con  ciertas  partes  de ésta.  Algunos  elementos  del sin-
        toísmo  tienen  una  enorme  fuerza en el subconsciente  actual
        japonés,  pero  ningún  culto  sintoísta  a  la  naturaleza  ha
        impedido  que el Japón contemporáneo  la haya destrozado,
        explotado  y contaminado,  tanto  en  su  propio  territorio
        como  fuera  de  él, de  mismo  modo  que  lo han  hecho  las
        naciones  cristianas  industrializadas.
            Una  de  las  características  de  la práctica  sintoísta  más
        obvia  es  su  énfasis  en  los  frutos  de este  mundo.  Sus  fieles
       .  rezan  para  evitar  el desastre  y atraer  la fortuna,  tanto  en
        el plano  natural  como  en  los  planos  humano  y divino.  Se
        suele  decir  que  la aristocracia  japonesa  adoptó  el budismo
         tántrico  tan  rápidamente,  porque,  gracias  a  él, el  budis-
         mo  pudo  asimilar  fácilmente  el  sintoísmo.  Los  primeros
         maestros  zen  intentaron  romper  con  esta  orientación  mate-
         rialista  de  la religión  japonesa,  pero  un  relevante  maestro
         zen  del siglo XIV  todavía  se  quejaba  de que  el zen  se  estaba
         deteriorando  a  causa  de  las  peticiones  de  que  los  monjes
         dijeran  plegarias  por  el éxito  y bienestar  de  sus  patrones
         samuráis.
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