Page 171 - El arte japonés de la guerra : entendiendo la sabiduría de la estrategia
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BUSHIDO  Y CRISTIANISMO...       167'

      e incluso  aquellos que sólo se  dedicaban a difundir  el evan-
      gelio no  se interesaban  por aprender nada  del budismo  que
      no  sirviera  para  sus  propios  objetivos.  El gobierno  militar
      japonés  no  quería  que  operasen  en  su  territorio  muchas
      compañías  e  intereses  extranjeros  y, en  todo  caso,  no  a su
      manera  y a su  propio ritmo.
         Los  budistas,  por  su  parte,  gozaban  generalmente  de
      relaciones  cordiales  con  una  gran  variedad  de sectas,  entre
      las  que  se  incluían  las  que  estaban  afiliadas  al sintoísmo.
     Algunas  de estas  iglesias  tenían  doctrinas  y prácticas  exter-
      namente  tan  diversas  como  las variedades  más  dispares  del
      budismo  o  del  cristianismo;  pero  el concepto  budista  de
      pragmatismo  constituía  fundamento  suficiente  para  inte-
      grarlas  a todas.  Existía,  sin embargo,  cierta  aprensión  fren-
      te  a la agresividad  y dogmatismo  de los misioneros  cristia-
      nos  europeos,  especialmente  si se considera  el hecho  de que
     la doctrina  que  enseñaban  —un  dios  local  para  gobernar
      todo el mundo  les parecía demasiado  débil a los budistas  de
     la rama  mahayana.
         Esto  no  quiere  decir  que  los jesuitas  no  tuvieran  caño-
     nes  intelectuales  más  pesados  que  los  que  utilizaban  para
     convertir  desclasados,  campesinos  y  comerciantes.  Pero
     generalmente  consideraban a los japoneses  como  bárbaros,
     todavía  medievales  a principios  del  siglo XVII,  para  discutir
     con  ellos la Suma  Teológica.  Por otra  parte, su  propio cono-
     cimiento  del budismo  no  les habría  bastado  en  ningún caso
     para  «combatir  los significados»  con  los maestros  zen  japo-
     neses.  Y sobre  todo, los aspectos  intelectuales  y políticos de
     la relación  entre  las dos culturas  se  igualaban  estrechamen-
     te,  tanto  en  las  experiencias  subjetivas  como  objetivas  de
     ambas  partes.
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