Page 182 - El arte japonés de la guerra : entendiendo la sabiduría de la estrategia
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                 gustar  los sabores,  sentir  las cosas,  todo  ello  sin  identi-
                 ficarse,  y de vivir  en  el reino  de los fenómenos  manifes-
                 tados  sin apegarse  a nada, como  el reflejo de un  espejo.
               Cuando  la  mente  es  una  con  el  espacio,  al  que  la
                 tiene  se  le llama  peregrino  libre  en  posesión  de los seis
                 poderes.  Una  de las escrituras  dice:  «Es  mejor dar a un
                 solo  peregrino  liberado  de  la  mente  que  a  todos  los
                 budas  del pasado,  presente  y futuro.»  Las personas  que
                 practican  la Vía  del  Buda  estudian  este  sendero  y los
                 milagros  ya no  les sirven  de nada.

            Aunque  es  verdad  que  algunos  maestros  zen  fueron
         conocidos  por  tener  poderes  supranormales,  como  clarivi-
         dencia  y telepatía,  no  obstante  la norma  general  era  ocul-
         tarlos  a  causa  de  las  reacciones  exageradas  de  codicia  y
         miedo  que suscitaban.  La descripción  de Shosan  de «los seis
         poderes  de un  iluminado»  ha sido tomada  directamente  de
         la Memoria  de rinza1,  un  texto  zen  clásico  chino  que  ejer-
         ció  gran  influencia  entre  las escuelas  japonesas  del  zen  rin-
         zai.  Estas  fueron  las más  favorecidas  por  los samuráis  inte-
         resados  en  el zen,  así que este  libro sobre  el fundador  chino
        .  tuvo  un  enorme  prestigio  en  la tradición  japonesa  zen.
             Este  enfoque  de  los  «poderes  sobrenaturales»  debilita
         cualquier  argumento  sobre  la cuestión  misma  de si existen
         o no,  por dos  razones.  En primer  lugar, porque  su  premisa
         subyacente  es  que  la conciencia  en  sí misma  es  un  milagro
         inconcebible;  en  definitiva,  no  sabemos  cómo  somos  cons-
         cientes  y, sin embargo,  lo somos.  En segundo  lugar, a causa
         de la actitud  zen  hacia  los seres  sobrenaturales,  que es  la de
         otorgar  más  importancia  a la claridad  y objetividad  menta-
         les necesarias  para  dar un  sentido  serio  a toda  la cuestión  y
         a sus  implicaciones  para  la vida  humana.
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