Page 57 - El arte japonés de la guerra : entendiendo la sabiduría de la estrategia
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EL BUSHIDO  Y LAS ARTES  MARCIALES   53


         constante.  Lo  harás  bien  una  vez,  y cuando  pienses  que
         está bien, la volverás  a hacer mal.  O la harás  bien dos veces,
         y después mal de nuevo.  Si estás contento  de haberla  hecho
         dos veces  bien y una  mal, la volverás  a hacer  mal  otra  vez.
         No  hay  ninguna  continuidad  por  haberla  hecho  con  el
         pensamiento  de hacerla  bien.
            Cuando  se  va  haciendo  el trabajo  efectivo  sin  darse
         cuenta  y se  acumula  la práctica,  poco  a poco  desaparecen
         los pensamientos  de un  progreso  rápido,  y cualquier  cosa
         que  hagas  se  libera  espontáneamente  de los pensamientos
         conscientes.  En estos  momentos  ya ni siquiera sabes  quién
         eres;  cuando  tu  cuerpo,  pies y manos,  actúan  sin  que  la
         mente  intervenga,  no  cometes  ningún  error.  Cuando  no
         estás  conscientemente  atento,  tienes  éxito  continuamente.
            Sin embargo,  no  estar  conscientemente  atento  no  sig-
         nifica  ausencia  total  de la mente,  sino  simplemente  utilizar
         la mente  ordinaria.

       El maestro  zen  Takuan  explicaba  la relación  paradójica
    entre  el  entrenamiento  y  la  espontaneidad  a  Yagyu
    Munenon  con  términos  que  el maestro  en  el arte  de  la
    espada incorporaría posteriormente  a su propia tradición  de  -
    artes  marciales.  El maestro  zen  escribió  al guerrero:

            Tienes que darte cuenta  de que cuando practicas desde
         esta  condición  de principiante,  y recorres  todo  el camino
         hasta  la fase  de  sabiduría  inmutable,  tienes  que  volver  de
         nuevo  al estado  de principiante.
            Déjame  explicártelo con  los términos  de tus  artes  mar-
         ciales.  Como  principiante  uno  no  sabe  nada  de la postura
         que  hay que  tomar  ni de la posición  de la espada,  así que
         no  se  tiene  nada  para ocupar  la mente.  Si alguien  te ataca,
         te limitas  a luchar  sin pensar  en  nada.
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