Page 64 - El arte japonés de la guerra : entendiendo la sabiduría de la estrategia
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         también  para  liberarla  de las ataduras  de la ilusión.  Takuan
         interpreta  este  símbolo  en  términos  de flexibilidad  y adap-
         tabilidad  de la persona  con  una  mente  sin  trabas.  En  una
         carta  al espadachín  Yagyu,  el maestro  zen  muestra  cómo
         estas  imágenes  familiares  ilustran  los  ejercicios  y actitudes
         prácticas  aplicables  a la vía del guerrero:

                 La imagen  budista  del  Monarca  de la Luz  Inalterable
              representa  el estado  en  el que la mente  unificada  no  se alte-
              ra,  lo  que  quiere  decir  no  le  cambia  o  perturba  a  uno.
              Y esto  significa  no  detenerse  en  ninguna  cosa.
                 Ver  las cosas  de un  vistazo  y no  fijar la mente  en  ellas
              se  llama  permanecer  inalterable.  Esto  ocurre  porque  cuan-
              do  tu  mente  se  detiene  en  las  cosas,  toman  lugar  en  tu
              corazón  diversos  pensamientos  analíticos,  que  se  mueven
              de  diversas  maneras  en  tu  mente.  Cuando  esto  deja  de
              suceder,  incluso  si la mente  atrapada  se  altera, tú permane-
              ces  no  obstante  inalterable.
                 Imagina,  por ejemplo,  que diez  personas  te atacan  una
              detrás de otra.  Esquivando el primer ataque,  si no dejas que
              la  mente  se  quede  en  esa  primera  impresión,  sino  que
              rechazas  uno  tras  otro,  dejándolos  detrás  a medida  que  lo
              haces,  no  estarás  perdido  por  tenerte  que  enfrentar  con
              diez adversarios.  Á pesar de que tu mente  trabaja diez veces
              con  diez  adversarios,  si no  le permites  demorarse  con  nin-
              guno  de ellos, ocupándose  de cada uno  por turno, no esta-
              rás perplejo  en  la acción.
                 Así pues,  una  vez  más,  si tu  mente  se  detiene  frente  a
              un  adversario,  puede  que  esquives  su  ataque,  pero  cuando
              el segundo  contrincante  te asalte  te  hará  tambalear.
                  Existe  otra  imagen  budista  llamada  la Vidente  de  las
              Mil  Manos.  Si su  mente  se  preocupara  sólo  de una  mano
              sosteniendo  una  herramienta  concreta,  las otras  novecien-
              tas  noventa  y nueve  no  funcionarían.  Por  el hecho  de no
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