Page 80 - El arte japonés de la guerra : entendiendo la sabiduría de la estrategia
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76           EL ARTE  JAPONÉS  DE  LA GUERRA

       guan;  la locura  también  se  da en  las mismas  escuelas  japo-
       nesas  zen,  especialmente  en  aquellas  en  las  que  algunas
       prácticas  se  realizan  de  manera  rutinaria,  bajo una  presión
       excesiva  y sin tener  en  cuenta  las advertencias  tradicionales
       como  las mencionadas  por  Suzuki  Shosan.  Los  trastornos
       mentales  parecen  ser  especialmente  comunes  en  las histo-
       rias  de los monjes  japoneses  zen  de los  últimos  cien  años,
       un  periodo  particular  para  todo  el  zen  tradicionalizado.
       Este  fenómeno  fue  ampliado  por  la fragmentación  de  las
       sectas  budistas,  que  preservaron  formas  fijas  de  prácticas
       aisladas  del contexto  global del budismo.
          De  una  manera  típicamente  budista,  las enseñanzas  de
       Suzuki  Shosan  eran  impartidas  en  diferentes  estilos,  según
       los problemas  específicos  y las mentalidades  de los diversos
       periodos  de su  sociedad.  Aunque  cada vez  había  un  mayor
       número  de  hijos de  campesinos,  artesanos  y comerciantes
       que  iban  a aprender a leer y a escribir  en  las escuelas  locales
       budistas,  en  los tiempos  de Shosan  y durante  varios  siglos
       después,  los  guerreros  continuaban  formando  la clase  más
       cultivada  de Japón.  Por  eso,  las charlas  y escritos  dirigidos
       especialmente  a ellos  contienen  la mayor  parte  de los con-
       sejos sobre  educación  y desarrollo  del  carácter.  De  nuevo,
       los  trabajos  del  maestro  zen  Suzuki  Shosan,  típicamente
       budistas  en  este  sentido,  son  una  mina  de citas  muy  útiles,
       incluso  en  su  significado  más  obvio,  y proporcionan  expe-
       riencia  y profunda  comprensión:


                Permanece  firme  y sé responsable  de ti mismo.  Incluso
            las personas  que son  prudentes  en  todo, esconderán  sus  fal-
            tas  secretas  cuando  se  preocupan  sólo  de la opinión  públi-
            ca  y de  las  apariencias  externas.  Así,  incluso  las  personas
            conservadoras  y convencionales  tendrán  faltas en  el interior
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