Page 286 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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232 DESCANSO EN ZARIASPA
Y así se hizo: Bessos fué mutilado y azotado en presencia de los grandes reuni
dos y enviado a Ecbatana para su ejecución.
Por aquellos días llegaron a Zariaspa Fratafernes, el sátrapa de Partía, y Es-
tasánor de la Aria, trayendo encadenados al felón Arsames, quien desde la satrapía
de la Aria había favorecido la invasión de Satibarzanes, al persa Bárzanes, a quien
Bessos confiara la satrapía parta, y a otros príncipes que habían prestado su
apoyo a la usurpación de Bessos. Con ello quedaba aplastado el último resto
de un movimiento de oposición que, de haber estado mejor dirigido, habría podido
poner en grave aprieto el derecho de conquista y la situación de los conquista
dores. Ahora quien tomase partido en contra de Alejandro ya sabía que abra
zaba una causa perdida, a menos que se dejase llevar de la más desatentada
ilusión.
Entre las embajadas que llegaron a la corte del rey este invierno, ninguna
más notable que la de los escitas europeos. El verano anterior, Alejandro había
enviado con los embajadores escitas, como hemos visto, algunos de sus hetairos;
éstos regresaron ahora, acompañados de una segunda embajada, que traía al gran
rey un nuevo homenaje de pleitesía de su pueblo y regalos considerados por ellos
como los más valiosos: su rey había muerto en aquel intervalo y su hermano
y sucesor apresurábase a testimoniar al rey Alejandro sus respetos y su lealtad de
aliado, en prueba de lo cual le ofrecía a su hija por esposa; si Alejandro no se
dignaba aceptarla como tal, le rogaba que diese su consentimiento para que las
hijas de sus grandes y cabecillas pudieran desposarse con los grandes de la corte
y el ejército macedonios; él mismo, el rey escita, estaba dispuesto a comparecer
personalmente ante él para recibir sus órdenes, tan pronto como Alejandro lo
dispusiera; él y sus escitas se someterían en todo a las órdenes del gran rey. La
respuesta de Alejandro era la adecuada a su poder y a las condiciones en que se
encontraba; sin entrar a tratar de las propuestas matrimoniales, despidió a los
embajadores cargados de regalos y con las seguridades de su amistad hacia el
pueblo de los escitas.
Llegó también a Zariaspa durante aquel invierno Farasmanes, el rey de los
jorasmianos, con un séquito de mil quinientos hombres a caballo, para presentar
personalmente sus respetos al gran rey, ya que la amistosa acogida que fuera
dispensada a Espitámenes por los masagetas vecinos suyos podía hacerle también
sospechoso a él. Este rey tenía bajo su gobierno los territorios del bajo Oxo y
afirmaba que sus dominios colindaban con los de la tribu colcia y con los de un
pueblo de mujeres: las amazonas. Si entraba en los planes de Alejandro empren
der una campaña contra los coicios y las amazonas, y someter todas aquellas
tierras hasta el Ponto Euxino, brindábase a enseñarle el camino y a proveer lo
necesario para el sostenimiento de su ejército durante esta campaña. La respuesta
de Alejandro a las ofertas del rey jorasmiano arroja cierta luz sobre la contextura
de sus planes para el futuro, los cuales, por muy audaces que fueran, aportan el
testimonio más seguro acerca de su notable conocimiento de la situación geográ
fica de los distintos países cuya existencia se empezó a conocer gracias a sus pro