Page 332 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
P. 332
328 COMBATES CONTRA I.AS TRIBUS LIBRES
rica comarca, plazo que fué ocupado con creces por las exequias en honor de los
caídos en la lucha, por los sacrificios, torneos y fiestas de todas clases celebrados
en homenaje a la victoria y por las primeras obras de construcción de las dos
nuevas ciudades.
COM BATES CONTRA LAS TRIBU S LIBR ES
Durante este tiempo Alejandro se ocupó en dictar las múltiples disposiciones
que habían de asegurar los frutos de la victoria conseguida. Era importante, sobre
todo, determinar las relaciones políticas con aquel príncipe Abisares que, a pesar
de haber jurado amistad a los macedonios, habíase decidido a participar en la
lucha contra Alejandro. Por aquellos días recibiéronse noticias de Sisicoto, el jefe
militar de Aornos, según las cuales los asacenos habían dado muerte al príncipe
instituido por Alejandro y se habían sublevado contra el poder establecido. Las
antiguas relaciones de esta tribu con Abisares y la manifiesta felonía de éste
infundían la sospecha, harto poderosa, de que no fuera ajeno a aquellos peligro
sos manejos. Los sátrapas Tiriaspes del Parapanisos y Filipo, que regentaba la
satrapía de la India, recibieron órdenes de ponerse en marcha con sus ejércitos
para sofocar la sublevación. También por aquellos días llegó una embajada del
príncipe Poro de la Gandaritis, de “Poro el Cobarde”, como le llamaban los grie
gos, quien parecía querer cotizar como un mérito suyo el no haber ayudado a su
tío y protector contra Alejandro y creía llegada la ocasión de desembarazarse,
sometiéndose servilmente al vencedor, la molesta tutela de su anciano pariente.
Fácilmente podemos imaginamos el asombro de los embajadores cuando vieron
al lado de Alejandro, disfrutando de los máximos honores y en la plena posesión
de su reino, al príncipe a quien esperaban encontrar, por lo menos, cargado de
cadenas a los pies de su vencedor; seguramente que no fué muy amable ni favo
rable la respuesta que llevaron a su príncipe de parte del magnánimo Alejandro.
En cambio fueron recibidos amistosamente los homenajes que vinieron a presen
tar al rey macedonio los embajadores de las tribus libres, cargados de ricos rega
los; aquellos pueblos sometíanse voluntariamente a un rey ante cuyo poder había
tenido que inclinarse el más poderoso de los príncipes del país de los cinco ríos.
Todo esto hacía más necesario y más urgente someter por la fuerza de las
armas a los que aún vacilaban en reconocer la autoridad del vencedor. Abisares,
a pesar de su descarada deserción y confiando tal vez en la situación de su prin
cipado, protegido por altas montañas, no había enviado embajadores a Alejandro
ni hecho nada para justificarse ante él. No había más remedio que organizar una
expedición a aquel país para someter a las tribus de las montañas y, al mismo
tiempo, recordar a aquel príncipe desleal cuál era su deber. Así, pues, Alejandro
partió de las márgenes del Hidaspes, dejando allí a Crátero con la mayor parte
del ejército hasta dar por terminada la construcción de las dos ciudades. Acom
pañado por los príncipes Taxiles y Poro, con la mitad de la caballería macedo
nia, con tropas escogidas de la infantería y con la .mayor parte de las tropas
ligeras, con las que el sátrapa Fratafernes de Partía y de Hircania acababa de