Page 66 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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58                 POLITICA  INTERIOR  DE  FILIPO  II

      de  él  fueron  su  primer  punto  de  apoyo.  El  peligro  era  grande;  el  país  se  hallaba
      invadido  por los ilirios y los  peonios y los  anteriores  pretendientes,  Argaio  y  Pau­
      sanias,  llegaron  de Atenas,  apoyados  por los  príncipes  tracios;  tres  hijos  bastardos
       de  su  padre  reclamaban  el  trono.  Filipo,  apoyado  por  la  voluntad  resuelta  de
       los macedonios,  hizo frente a  los  primeros peligros;  a  fuerza  de  prudencia,  de  ha­
      bilidad y  de energía,  salvó  al  país  de los  ilirios, los  tracios  y  los  peonios,  al  trono
       de  los  diversos  pretendientes  y  a  la  casa  real  de  nuevos  embrollos  e  intrigas.  Y
       cuando  los  atenienses,  que  cometieron  la  torpeza  de  volver  la  espalda  a  los  que
       hacían  causa  común  contra  él,  en  vista  de  que  Filipo  reconocía  sus  pretensiones
       sobie  Anfípolis,  empezaron  a  inquietarse  por  sus  éxitos  y  pactaron  una  alianza
       ofensivo-defensiva  con  “Grabos  el  ilirio,  Lipeio  el  peonio  y  Cetríporis  el  tracio
       y  sus  hermanos”,  para  aplastar  el  poder  de  Macedonia  bajo  los  ataques  asestados
       simultáneamente  por  los  bárbaros  en  tres  partes  de  la  frontera,  se  encontraron
       con  que  Filipo,  sin  dar  tiempo  a  que  pudieran  reunir  sus  fuerzas  —después  de
       tomar la  ciudad de Anfípolis  y  de atraerse a  sus  vecinos—,  se  plantó  en  los  pun­
       tos  fronterizos  amenazados  y  los  bárbaros,  cogidos  de  improviso,  no  tuvieron
       más  remedio  que  someterse.
           Hacia  el  año  356,  las  fronteras  de  Macedonia  se  hallaban,  de  momento,
       aseguradas  contra  las  irrupciones  de  los  bárbaros.  En  poco  tiempo,  desaparecie­
       ron  las  facciones  existentes  dentro  de  la  corte;  Tolemao  y  Eurídíce,  personajes
       prominentes  del  bando  de  los  lincestios,  habían  muerto;  uno  de  los  hijos  de
       Eropo,  Alejandro,  fué  ganado  para la  causa  de  Macedonia  al  casaíse  con  la  hija
       del  leal  Antipatro,  y  los  otros  dos,  Herómenes  y  Arrabaio,  por  medio  de  otras
       mercedes;  los  dos hijos  de  Arrabaio,  Neotolomeo  y  Amintas,  fueron  educados  ya
       en la  corte;  los  dos pretendientes,  Argaio  y  Pausanias,  desaparecen  en  los  relatos
       de  las  fuentes.  Finalmente,  Filipo  asoció  a  su  causa,  al  casarlo  con  su  hija  Ci-
       nane, al legítimo heredero  al  trono,  Amintas,  el  hijo  de  Pérdicas,  en  nombre  del
       cual había empezado a  gobernar.


                           PO LÍTICA   IN TERIO R  DE  F ILIP O   II
           Macedonia  encontróse  así  en  manos  de  un  príncipe  que  supo,  procediendo
       con  arreglo  a  un  plan,  con  habilidad  y  con  energía,  desarrollar,  utilizar  y  acre­
       centar las fuerzas de su reino hasta poner a éste en condiciones  de llegar a realizar
       la gran empresa:  colocarse a la  cabeza  del  helenismo para  dar  la  batalla  al  poder
       de los persas.  En  la  tradición histórica,  tal  como  ha  llegado  a  nosotros,  los  pas­
       mosos  resultados  conseguidos  por  Filipo  relegan  al  olvido  los  factores  de  poder
       por medio  de  los  cuales  consiguió  alcanzarlos;  esa  tradición  observa  y  sigue  paso
       a  paso,  en  todos  y  cada  uno  de  sus  astutos  movimientos,  a  la  mano  que  va  ga­
       nando  uno tras  otro a  todos los  estados  de Grecia,  pero  no  nos  dice  apenas  nada
       acerca  del  cuerpo  al  que  esta  mano  pertenece  y  que  le  infunde  su  vigor  y  su
       seguridad;  el  oro  tentador  que  esta  mano  enseña  y  sabe  gastar  en  el  momento
       oportuno  es,  según  las  fuentes  que  tenemos  a  nuestra  disposición,  casi  el  único
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