Page 69 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
P. 69
LA NOBLEZA; LA CORTE 61
tar servidos generosamente remunerados, primero, de adolescentes, en la fun
ción de pajes del rey; luego, al entrar en la mocedad, sirviendo en las filas de los
hetairos o en la guardia personal del rey (somotofílaces), y más tarde, en puestos
de jefes de las distintas secciones del ejército o desempeñando las numerosas
embajadas cerca de los estados helenos; mas, para ello, tenían que dar, cuales
quiera que fuesen sus ambiciones dentro del servicio del reino, pruebas de aquella
cultura y de aquellos modales y costumbres atenienses que el propio rey poseía
y deseaba ver en los demás. Su más acérrimo enemigo debía confesar que difí
cilmente habría en Atenas nadie que le superase en cuanto a sociabilidad; y aun
que en su corte imperasen, ordinariamente, las toscas costumbres macedónicas,
las grandes orgías, la francachela y la embriaguez, al modo de “los centauros y los
iestrigones”, como dice Teopompo, las ceremonias palaciegas, las recepciones
de los embajadores extranjeros, las fiestas de los grandes juegos, caracterizá
banse por su brillantez y su gusto helénico, todo en ellas era grandioso y magní
fico y nada mezquino ni avaro. Las posesiones del patrimonio real, las contri
buciones rústicas del país, los impuestos de aduanas, los beneficios de las minas
del Pangeo, que ascendían a unos 1,000 talentos anuales y, sobre todo, el orden
y el sentido económico de la administración implantada por Filipo hacían de su
monarquía un estado tan próspero, que sólo tenía un precedente en el mundo
helénico: el de la Atenas de la época de Pericles.
La corte de Pella, su opulencia, su esplendor militar y la nobleza congregada
en torno a ella imponían respeto incluso a los embajadores atenienses. Algunos
de estos linajes nobles tenían, como hemos dicho, sangre de príncipes; entre
éstos contábanse, por ejemplo, los bacquíadas, que pertenecían a la tribu de los
lineestos, los polipercos, cuyo solar eran las tierras de Tinfea, los orontes, a los
que pertenecía, al parecer, la comarca de Orestis; a Pérdicas, hijo mayor de
de Orontes, le fué entregado el mando de la falange de Orestis, que más tarde,
al ser nombrado hiparca, pasó a su hermano Alcetas. El más importante de estos
linajes de príncipes, línea colateral de la familia del monarca, era el de los Eli-
miotis, que descendía de aquel príncipe Derdas de la época de la guerra del
Peloponeso a que nos hemos referido más arriba; hacia el año 380, hallábase
al frente de este linaje y de sus dominios un segundo Derdas, que tomó parte
en la expedición contra Olinto, aliado a Amintas de Macedonia y a los espar
tanos; más tarde, aparece prisionero de los olintios. Filipo tomó por esposa a su
hermana Fila, probablemente para atraérselo más o para arreglar de este modo
una disidencia. Dos hermanos de Derdas, Majatas y Harpalo, ocupaban puesto en
la corte del rey. No obstante, entre esta familia y el monarca existía una tirantez
no siempre recatada y que el rey se esforzaba, probablemente, en alimentar con
objeto de mantener a sus miembros un poco alejados e inquietos por medio de
desvíos o dudosos favores; sabemos, por ejemplo, que en un litigio dirimido por
el rey Majatas no consiguió un fallo favorable para sus intereses y que Filipo
aprovechó una transgresión cometida por un miembro de esta familia para humi-