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GUERRA  CIVIL  II


            do gracias  a  la  benevolencia  de  César ? 16              9  ¿ Quién
             podía  obligaros  a  mantener  vuestro  juramento  cuando,
            arrojadas  las  fasces 17  y  depuesto  el  mando,  Domicio
            cayó  en  potestad  ajena,  en  calidad  de  mero  particular
             y  de  cautivo?18         10  ¡Cobra  vigencia una  nueva  mo­
             ralidad  cuando,  deponiendo  el  juramento  que  ahora  os
             liga,  tenéis  que  cumplir  otro  que  fue  anulado  por  el
             menoscabo  de  derechos19  y  la  rendición  de  vuestro
             anterior jefe!        11  Pero, supongo, si estáis de acuerdo
             con  César,  es  contra  mí  contra  quien  estáis  en  des­
             acuerdo.  No voy yo a  alegar  mis méritos  para  con vos­
             otros,  los cuales  son,  hasta  ahora,  menores  que  los  que
             mi deseo  y  vuestra  esperanza anhelan;  pero  es  que  los
             soldados  siempre  han  exigido  recompensas  por  sus  es­
             fuerzos  y  por  los  resultados  de  la  guerra,  los  cuales
             cuántos  habrán  de  ser no  lo  dudáis  seguramente.  Pero
             por  lo  que  respecta  a  mi  solicitud  y  al  extremo  a  que
             mi  suerte  ha  llegado,  ¿por  qué  los  he  de  pasar  por
             alto ?     12  ¿ Acaso os disgusta  que haya yo hecho tras­
             ladar,  de  un  continente  a  otro,  incólume,  al  ejército  y
             sin  perder  absolutamente  ninguna  nave?,20  ¿o  que,
             llegando,  acabara  yo  con la  escuadra enemiga al  primer
             choque?,21  ¿o  que dos veces en dos días haya yo resul­
             tado  vencedor  en  sendas batallas  de  caballería ?,  ¿ o que

             haya  yo  trasladado  del  puerto  y  refugio  de  los  adver­
             sarios doscientas naves cargadas 22  y que  haya yo com-
             pelido al  enemigo a no poder protegerse ni por caminos
             de  tierra  ni  por  convoyes de  barcos?             13  ¿Rechazáis
             a la fortuna propicia y a sus caudillos y seguís a la igno­
             minia  de  Corfinio, a  la  fuga  de  Italia y  a  la  rendición
             de  Hispania, presagios todos de la guerra del  África?23
             14  Por lo  que  a  mí  toca,  quiero  llamarme  soldado  de
             César;  vosotros  me  habéis  dado  el  nombre  de  impera­
             tor. 24  De  lo cual,  si  estáis  arrepentidos,  devolvedme  a

             mívmí  nombre,  que  yo  os  vuelvo  vuestro  don,  a  fin
             de que no parezca que me lo habéis otorgado por befa. 25



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