Page 27 - Guerra civil
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INTRODUCCIÓN
a regañadientes, murmurando que en aquel muchacho “ha
bía muchos Marios”.
El primer cargo público de César fue el pontificado de
Jove, sin gran poder, pero de mucho prestigio. Muchas
eran las incumbencias de los pontífices; todas ellas, no
obstante, de mera fórmula. Por ello, decidió César partir
para el oriente helenístico, a hacerse una carrera en la
milicia y en la diplomacia. Resultó así ser oficial del pro
cónsul Minucio Termo, quien le envió en embajada hacia
el rey Nicomedes en Bitinia, al norte del Asia Menor,
bañada por el mar Negro; el éxito de la embajada consistió
en lograr de Nicomedes una flota para el bloqueo de Mi-
tilene. De Bitinia pasa al cerco de Mitilene, donde obtiene
por su valor e inteligencia la corona cívica de encino, la
más alta recompensa militar. Luego, sus encargos resultan
meras actividades administrativas en varias localidades del
Asia Menor.
Apenas muerto Sila, César se precipita a Roma, donde
prudentemente se encierra, de momento, en la vida privada:
cultiva las letras, discute con los amigos, corteja a las mu
jeres y, sobre todo, se endeuda. Empieza su carrera jurí
dica acusando —como lo hacían todos los abogados nove
les— a Dolabela, un silano enriquecido a fuerza de rapiñas
en Macedonia. Esto incrementa la inquina que los silanos
le tenían y reemprende el camino hacia el Asia Menor,
en cuyas costas, capturado por piratas, se mofa de ellos,
advirtiéndoles que después de su rescate los hará ahorcar,
lo que cumple al pie de la letra. Se proponía seguir en
Rodas las enseñanzas del retórico Molón, pero una nueva
guerra con Mitrídates lo hace dejar la escuela por las ar
mas y participa, como tribuno militar, en el. 74, en las
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