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GUERRA CIVIL III
de congratularse de lo que resolviera el juicio del pueblo
y del senado. Y, para que esto pudiera ser aprobado por
Pompeyo, él, César, había de licenciar sus fuerzas terres
tres y las guarniciones de las ciudades.. . 8
XI. 1 Recibidas estas instrucciones, Vibulio no con
sideró menos indispensable el enterar a Pompeyo de la
repentina llegada de César, para que aquél pudiera re
flexionar sobre ésta, antes de comenzar a reparar en los
mensajes mismos.1 Y así, continuando noche y día su
camino y remudando caballos en cada ciudad a fin de
darse prisa, alcanzó a Pompeyo para anunciarle que César
se hallaba en las inmediaciones. 2 2 Pompeyo se encon
traba en ese tiempo en Candavia, 3 en camino desde Mace
donia 4 hasta sus cuarteles de invierno en Apolonia5 y
Dirraquio. Pero, perturbado por la nueva circunstancia,
empezó a encaminarse a marchas forzadas 6 a Apolonia,
a fin de que César no ocupara las comunidades de la orilla
del mar. 3 Pero César, no bien desembarcados sus sol
dados, en ese mismo día marcha hacia Orico. 7 Habiendo
llegado a tal sitio Lucio Torcuato,8 que por orden de
Pompeyo mandaba esa plaza y tenía en ella una guarnición
de parthinos, 9 al tratar de defenderla clausurando sus
puertas, 4 cuando ordenó a los griegos que subieran
a la muralla y tomaran las armas, éstos afirmaron que
no habrían de pelear contra el dominio del pueblo romano,
e inclusive, los vecinos trataron de recibir a César, y
entonces, sin esperanza de ningún refuerzo, abrió las
puertas y se entregó a César, a la ciudad y a sí mismo,
habiendo sido conservado indemne por aquél.10
XII. 1 Tomado Orico, César, sin mediar tardanza
alguna, marcha hacia Apolonia. Habiendo oído su llegada,
Lucio Estaberio,1 que mandaba en esa plaza, comienza
a exigir a los apoloniatas que acumulen agua en la ciu-
dadela y la abaluarten y le entreguen rehenes. 2 Pero
éstos se niegan a suministrar lo que se les pide, a cerrar
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