Page 303 - Guerra civil
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GUERRA  CIVIL  III

           con  Bíbulo, ambos hablaron  desde sus barcos con los gene­
           rales  Marco  Acilio  y  Estacio  Murco,  de  los  cuales  uno
           mandaba la  defensa de la plaza 5  y el otro las  guarniciones
           terrestres, 6  manifestando  que  querían  hablar  con  César
           de  asuntos  importantísimos,  si  se  les  proporcionaba  la
           oportunidad. 7  A  esto  añaden  unas  cuantas  palabras  para
           dar fuerza a sus proposiciones, de tal manera que pareciese
           que tenían la intención de llegar a un arreglo. 8                 7  Entre
           tanto,  piden  que  se  establezca  una  tregua  y  lo  logran  de
           los  nuestros.        8  Parecía  importante,  en  efecto,  lo  qtte
           querían  proponer  y  sabían  que  César  ansiaba  esto  de
           manera extrema,9  y se consideraba que la comisión de Bí­
           bulo podía  ser  de  algún  provecho.10


              XVI.            1  En  esos  momentos  César,  que  había partido
           con  una  legión  a  hacerse  cargo  de  las  comunidades  más
           lejanas 1  y  a resolver  el  problema del  abastecimiento,  que
           se había vuelto  escaso, estaba  en Butroto. 2  ciudad opuesta
           a  Corcira.       2  Allí,  enterado  por  una  carta  de  Acilio y
           Murco  sobre  las  proposiciones  de  Libón  y  Bíbulo,  deja
           su  legión  y  regresa  a  Orico.             3  Cuando  llegó  a  tal
           sitio,  hizo  llamar  a  éstos  para  las  conversaciones.  Com­
           parece Libón y excusa a  Bíbulo, pues era suma la iracundia
           de  éste y  alentaba  contra  César,  inclusive,  una  enemistad
           privada,  originada  durante  la  edilidad  y  la  pretura  de
           ambos, 3  causa  por  la  cual  había eludido  la  entrevista, i a
           fin  de  que  su  cólera  no  fuese  a  frustrar  un  asunto  de
           tal  perspectiva  y  de  tal  utilidad.          4  Adujo  que  Pom­
           peyo  tenía  y  había  tenido  siempre  sumo  interés  en  que
           se  llegara  a  la  reconciliación  y  se  depusieran  las  armas;
           que  él  no  tenía  ninguna  facultad  oficial  en  aquel  asunto,
           pues  por  resolución  de  estado  mayor  se  había  otorgado
          a  Pompeyo  la  suprema  dirección  de  la  guerra  y de  todos
          los  demás  asuntos  conexos.              5  Pero,  una  vez  conoci­
          das  las  resoluciones  de  César,  las  llevarían  a  Pompeyo  y
          éste  habría  de  proceder  a  lo  demás  con  el  consejo  de
          ambos.  Que,  entre  tanto,  subsistiera  la  tregua,  a  fin


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