Page 307 - Guerra civil
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GUERRA CIVIL III
nadie asumió por sí solo el supremo comando naval, sino
que, por separado, cada quien gobernó a su arbitrio su
propia flota. 2 3 Vibulio, sosegada la alarma que había
provocado la repentina aparición de César, 3 en la primera
ocasión que le pareció propicia, 4 estando en compañía de
Libón, de Lucio Lucceio5 y de Teófanes® —con los
cuales Pompeyo acostumbraba discutir los problemas más
importantes— comenzó a insinuar las proposiciones de
César. 4 Pero apenas las empezaba a manifestar, Pom
peyo lo interrumpió y le prohibió seguir aludiendo al asun
to: 7
¿ De qué me sirve —dijo— una vida y una ciudadanía
que pareceré detentar por la gracia de César ? La impre
sión general en tal sentido no podría ser eludida si me
imagino regresando ahora a Italia, que he abandonado
por iniciativa propia. 8
5 Una vez acabada la guerra civil, César fue enterado
de tales circunstancias por aquellos que intervinieron en
la entrevista; 9 no obstante, siguió obstinándose en buscar la
paz, recurriendo a otros sistemas.10
XIX. 1 Entre los dos campamentos de Pompeyo y
de César, se interponía sólo un río: el Apso; y a menudo
los soldados entablaban charlas entre sí y, en el entretanto,
por acuerdo tácito de los contertulios, no se cruzaba pro
yectil alguno. 2 César envía al general Publio Vatinio 1
a la orilla misma del río, a fin de que llevara a cabo lo que
le convenciera convenir más a la paz, y muchas veces y a
grandes voces preguntara si estaba o no permitido a ciuda
danos intercambiar ciudadanos como mensajeros de paz,
cosa que, inclusive, sí había prevalecido hasta entre los es
clavos fugitivos por las gargantas del Pirineo 2 y entre los
mismos piratas, y sobre todo cuando ello redundaría en que
no siguieran oponiéndose con las armas ciudadanos contra
ciudadanos. 3 Muchas veces, implorante, repitió lo suso-
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