Page 341 - Guerra civil
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GUERRA  CIVIL  III


           regiones,  y  en  segundo  lugar  porque  Pompeyo  ya  había
           previsto esta  situación  en  los  días  anteriores,  y  había  in­
           cautado,  en  calidad  de  botín,  todo  el  grano  de  la  comarca
           parthina  y  lo  había  hecho  llevar  a  Petra  por  su  caba­
           llería,  después  de  depredarlo  y  sacarlo  de  las  casas  de
           aquellos  aborígenes.

              XLIII.        1  Conocidas  estas  circunstancias,  César  con­
           cibe  una  idea  de  acuerdo  con  la  naturaleza  del  terreno.
           En  efecto,  había  en  torno  del  campamento  de  Pompeyo
           numerosas colinas  elevadas  y  abruptas.  Ante  todo,  César
           las  hizo  ocupar  por  guarniciones  y  construyó  en  ellas
           sendas  fortalezas.         2  Luego,  según  lo permitía  la  natu­
           raleza  de  cada  sitio,  dispuso  que  Pompeyo  fuera  circun­
           valado,  esperando  que  en  vista  de  la  escasez  del  aprovi­
           sionamiento y  de que  Pompeyo prevalecía  por  la  multitud
           de  sus  caballos,  se  pudiese  transportar  trigo  y  convoyes
           para  su  ejército,  con  el  menor  riesgo  y  desde  cualquier
           parte 1  —al  mismo  tiempo  que  se  impedía  a  Pompeyo  el
           forrajear,  inutilizando  su  caballería  para  la  guerra—;  y
           en  tercer lugar,  César  se proponía  que, el prestigio  de que
           Pompeyo parecía  disfrutar sobremanera entre las naciones
          extranjeras,  se menoscabase,  cuando  se  difundiera  por  el
          mundo  la  fama  de  que  estaba  asediado  por  César  y  no
          osaba  enfrentársele  en  batalla  formal.


              XLIV.        1  Pompeyo, ni quería apartarse del mar y de
           Dirraquio —porque  todo  su  aparato  de  guerra,  sus armas
          ofensivas  y  defensivas,  sus  máquinas  bélicas,  las  tenía
          concentradas allí y transportaba en  sus naves el  trigo para
          su ejército—, ni podía impedir las  fortificaciones de César,
          a  menos  que  quisiera  pelear  en  batalla  formal,  cosa  que
          había  decidido  no  deber  hacer  en  ese  tiempo.                   2  Le
          quedaba  realizar  lo  que  aconsejaba  el  último  recurso  del
          arte de la guerra, o sea, ocupar el mayor número de colinas
          y colocar guarniciones  en  el  espacio más  amplio posible,  a
          fin de disgregar, lo más que pudiera, las fuerzas  de César:



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