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GUERRA  CIVIL  III


           y  ello  fue lo  que  aconteció.         3  Levantando veinticuatro
           torreones,  abarcó  un  circuito  de  cinco  millas,1  en  cuyo
           espacio  pastaban  sus  cuadrúpedos;  había  dentro  de  tal
           superficie  muchos  plantíos  cultivados,  en  los  cuales  sus
           bestias  podían  pacer,  por  el  momento.               4  Y  así  como
           los  nuestros  habían  construido  trincheras  ininterrumpidas
           de  un  torreón a  otro  próximo, para  que  por  ningún  lugar
           pudieran  irrumpir  los  pompeyanos  y  agredirnos  por  de­
           trás,  así  ellos,  dentro  del  espacio  interior,  levantaban  for­
           tificaciones  ininterrumpidas,  a  fin  de  que  ninguno  de
           los  nuestros  pudiera  entrar  y  atacarlos  por  la  espalda.
           5  Pero ellos llevaban ventaja en las obras, pues el número
           de  sus  soldados  era  superior  y  el  circuito  que  les  corres­
           pondía,  siendo interior, resultaba  también  menor.                 6  En
           cuanto a los  fuertes  que César podía  tomar, aunque Pom­
           peyo,  para  impedírselo,  no  consideraba oportuno  compro­
           meter todas sus tropas y dar la batalla en forma, sí enviaba
           a  sus  reductos  arqueros  y  honderos,  de  los  cuales  tenía
           un  gran  número  a  su  disposición.                7  Muchos  de  los
           nuestros  eran  heridos  y  había  crecido  en  ellos  el  temor
           a  los  proyectiles y  casi  todos  nuestros  soldados  se  habían
           confeccionado túnicas  y  capas de  colchas,  de mantas  grue­
           sas  y  de  cuero,  con  las  cuales  evitar  los  dardos.



              XLV.         1  De  una y otra parte  se esforzaban, con  gran
           vehemencia, por  ocupar  los retenes:  César, para  mantener
           a  Pompeyo  en  el  espacio  más  reducido,  Pompeyo  para
           ocupar el mayor número  de  colinas  dentro del  más  amplio
           circuito;  por  ese  motivo,  tenían  frecuentes  encuentros.
           2  En  uno  de  éstos,  como  César  ocupara,  con  la  legión
           novena,  una  posición  y comenzara  a  fortificarla,  Pompeyo
           se apoderó de un emplazamiento cercano y contrario a  ella
           y  empezó  a  obstaculizar  a  los  nuestros  en  su  trabajo;
           3  y como aquélla tuviera, por una  de  sus partes,  un acceso
           casi  plano,  estorbó  las  fortificaciones,  primero  arrojando
           contra  los  nuestros  sus  arqueros  y  honderos  y  después
           enviando  una  multitud  enorme  de  hombres  de  infantería


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