Page 50 - Guerra civil
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INTRODUCCIÓN


           la anterior, en el sentido de incluir, en el  reparto de tierras
           al ager campanus, despojando a los patres de sus más ricas
           posesiones en la campiña romana y campania.  En el mismo

           mes,  como  para  sellar  una  amistad,  contraen  matrimonio
           Pompeyo y Julia, la hija  de César,  mientras  éste  se  casaba
           con  la  hija de  Calpurnio  Pisón.

              Sucesivamente  neutralizados  en  los  tribunales,  mengua­
           dos  en  sus  promagistraturas  provinciales,  expulsados  de
           sus posesiones hereditarias,  los  senadores  se  resignan  ante

           la  evidencia:  la  alianza  de los  tres  hombres  había  aniqui­
           lado,  en unos cuantos meses,Ja dominación  del senado.  No

           obstante,  o tal vez por ello mismo, los patres habían  decla­
           rado  como  provincias  proconsulares  para  58,  dos  mise­
           rables  regiones  perdidas en la  Italia  meridional,  denomina­
           das  Silvae  Callesque,  en  las  inmediaciones  del  Bruttium.

           Ante  esta  atribución  irrisoria,  el  tribuno  Vatinio  propone
           al  pueblo  invalidar  el  decreto  senatorial  correspondiente,
           y  presenta  un  plebiscito  atribuyendo  nominalmente  a

           César, por una duración  excepcional  de  cinco  años  conse­
           cutivos,  y  con  la  doble  facultad  de  elegir  él  mismo  sus
           legados  y  de  fundar  colonias,  el  gobierno  de  la  Galia
           Cisalpina  y  del  Ultricum,  más  una  dotación  de  tres  legio­

           nes, ampliamente  justificada  por la  anarquía  en  que estaba
           convulsionada  esta  última  provincia.  Apoyado  por  Pom­
           peyo  y  Craso,  el  plebiscito  pasó  y,  pese  al  desahogo  de

           Catón  en  la  curia,  se  le  reforzó,  agregándole  la  Transal­
           pina y  una  cuarta legión.

              Procedía  César ya  como  un autarca  y  Cicerón, ante  las
           circunstancias,  se  retira  a  sus  casas  de  campo,  a  enfras­
           carse  en  sus  lecturas.  Y  es  que  el  representante  de  los

           triunviros  en  la  presidencia  de  la  república,  se  comporta



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