Page 515 - Guerra civil
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NOTAS  AL  TEXTO  ESPAÑOL


              2  Cf.  LXXVII,  1.
              8 Cf.  l x x i v ,   1-7.
              4 Cf.  l x x v ,   2-3.
              5 Censura de César a la arrogancia de los jefes enemigos, común,
           por  cierto,  a  casi  todo  el  orden  senatorial.
              6 Al  ejército  pompeyano  no  lo  quería  César  para  sí,  para  au­
           mentar sus  fuerzas;  le  interesaba  sólo  desorganizarlo y  licenciarlo,
           para  eliminar  gente  en  su  contra.
              7 Las  fuerzas  comandadas  por  Afranio,  Petreyo  y  Varrón.
              8 Se  trata  de  la  flota  de  Marsella,  de  la  de  Brindisi  y  de  la
           que  había  organizado  Domicio.
               9 Sólo  puede  referirse  a  Vibulio;  cf.  l x x x v i i i ,   1.
               10 Las  dos  Hispanias;  pero  la  observación  contradice  a  la  nota
            12 de  este  mismo  capítulo.
               11 Desde  que  César  había  parecido  a  los  senadores,  peligroso
            para  el  régimen  establecido.
               12 Si  las  provincias  hispánicas  eran  “de  las  más  agresivas”,  ello
            está en  contradicción  con  lo  afirmado  en el  número  7 de este mis­
            mo  capítulo.
               13 Alusión  a  Pompeyo,  que  desde  55  hasta  49,  había  gobernado,
            a  las  puertas  de  Roma,  la  capital  y  las  provincias  hispánicas.
               14 Se  alude  a  la  Lex  Pompeia  de  Provinciis  Ordinandis,  con­
            culcada  por  los  patres;  cf.  vi,  5.
               15 Se  refiere,  sin  duda,  a  centuriones  y  tribunos  militares  ya
            jubilados,  y  que,  a  instancias  de  los  pompeyanos,  habían vuelto  a
            tomar sus  puestos de  mando.
               16 Clara  alusión  al  “triunfo”.
               17 Por  las  simpatías que  se  había  granjeado entre  sus  elementos.
                18 César  sólo  había  hablado  hasta  ahora  de  licenciar  al  ejército
            vencido;  a  ello  agrega  ya  que  sus  generales  deben  salir —libres—
            de  la  provincia.

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                1 En  efecto,  para  los  soldados  vencidos  —que  hubieran  podido
             ser  condenados  a  muerte  o  a  esclavitud  por  derecho  de  guerra—
             resultaba  una  verdadera  ganga  el  deponer  las  armas  y  dejar  de
             servir  a  los  pompeyanos,  por  todo  castigo  y  represalia.
                2 Desde  el  vallum  o  trinchera  de  campamento,  donde  se  habían
             colocado  a  presenciar el  armisticio  público  entre  sus  jefes  y  César,
             los  soldados  —aunque  no  participaran  en  la  discusión—  manifes­
             taban  su  parecer  a  gritos  y  gesticulando.



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