Page 60 - Guerra civil
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INTRODUCCIÓN


           atraviesa  el  Rhin  y  arrasa  a  las  hordas  germánicas  que
           tras  él  encuentra;  se  embarca  en  el  Mar  del  Norte  y

           desembarca  en  Britania,  como  simple  anticipo  de  otra  in­
           vasión  que  efectuará  en  el  54;  y  con  el  minimum  de  pér­
           didas humanas y el maximum de medios naturales, destroza
           las flotas de los venetos y arrasa a la Bélgica septentrional;

           tomados millares  de cautivos y vendidos  éstos  como  escla­
           vos,  gana  mucho  dinero,  del  cual,  desde  el  54,  destina
           sesenta  millones  de  sestercios  a  la  expropiación  y  a  los

           gastos  de  los  costosos  terrenos  donde  habrá  de  erigir  el
           flamante Forum  Julium.  Al  término  de  cada  acción,  cada
           año,  su tropa  recibe una parte del  botín y tiene asegurados
           de  cuatro  a  cinco  meses  de  reposo  en  sus  cuarteles  de

           invierno,  sintiéndose  así,  cada soldado,  cada  vez más  rico
           y  más  contento  de  sí  mismo.

              La  opinión  pública  italiota  y  romana  cada  vez  resulta
           más  fascinada  por  el  renombre  que,  desde  lejos,  daba  a
           César  la  propaganda  de  sus  Commentarii,  llenos  de  sim­

           plicidad  deliberada  y  que,  a  fines  de  55,  reúne  en  un
           volumen,  el  cual  incluía  los  libros  m   y  iv  del  Bellum
           Gallicum.  Por  más  que  Catón  y  Cicerón  los  tildan  de

           “relatos de  carnicerías”,  César  había comenzado  con  ellos
           a  divulgar  entre  sus  compatriotas  la  embriaguez  de  un
            imperio  irresistible,  y  el  senado,  contaminándose  de  ella,
           agrega,  con  entusiasmo,  cinco  días  más  de  supplicationes

           a  las  que  ya  había  votado  antes.
               El  poderío  de  los  triunviros  residía  en  la  unidad  de

            sus  puntos  de  vista,  controlada  por  uno  de  ellos:  César.
            Pero  esta superioridad dependía de circunstancias fortuitas
           y  transitorias;  en primer  lugar,  era  congénitamente  trian­

           gular  y  necesitaba,  por  lo  tanto,  de  la  existencia  de  los



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