Page 62 - Guerra civil
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INTRODUCCIÓN

            idolatría de la  multitud  y  la  colusión  secreta  de los  sena­

            dores  que  había  ganado  para  su  partido.  César  estaba,
            pues,  de  acuerdo  con  la  usurpación  de  Pompeyo.

               El  primero  de  enero  de  52,  la  lucha  de  las  bandas  se
            acentúa, y en un encuentro fortuito en las afueras de Roma,
            Clodio  es  muerto  por  Milón.  Sobrevino  la  anarquía.  Los

            partidarios  de  Clodio  lo  incineraron  en  la  curia,  a  la  que
           incendiaron. Los  patres  decretan el  senatusconsultum  ulti­
            mum. La situación llegó a ser tan anormal,  que hubo impo­

            sibilidad  de  escoger  magistrados  sin  el  consentimiento  de
            Pompeyo  y  sus  soldados.  Por  eso,  el  senado  decretó  la
            derogación  de la  colegialidad  del  consulado por  aquel  año,
            y  Pompeyo,  que apenas  había  sido cónsul en  55, a los tres

            años  fue  investido  otra  vez  del  consulado y  sine  collega,
            o  sea,  fue  nombrado  cónsul  único.  Apenas  Cneo  toma
            posesión  de  su  cargo,  produce  dos  leyes:  una  de  Vi,  que

            castigaba  nominalmente  el  asesinato,  y  otra  de  Ambitu,
            que castigaba  retroactivamente las candidaturas ilícitas.  Al
            punto  es  acusado  Milón,  quien  a  pesar  de  ser  defendido
            por  Cicerón  es  condenado  y  se  destierra  a  Marsella.  Éste

            fue  el  pago  de  Pompeyo  a  la  oportunidad  que  César  le
            había dado para  levantar levas en la  Cisalpina.

               Pero mientras César se ocupaba de Vercingetorix, Pom­
            peyo  es  el  único  dueño  de  Roma:  entonces  germinó  en
            él  la idea de acercarse a  los patres, imponiéndoles  su  prin­

            cipatus,  sin asumir una ruptura con  Cayo Julio, su antiguo
            asociado,  y,  a  la  vez,  envolviéndolo  en  una  red  de  sena­
            do-consultos  y  de  plebiscitos  que,  después  de  la  pacifica­

            ción  de  la  Galia,  lo  constriñirían  a  dejar  su  provincia  y
            su  ejército.  Desde  entonces,  y  hasta  la  guerra  civil,  fue
            éste  el  pivote  de  la  historia  interna  de  la  Roma  de  aquel




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