Page 65 - Guerra civil
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INTRODUCCIÓN


           que  ya  era  tiempo  de  nombrar  sucesor  a  César  en  sus
          provincias;  pero  Curión  objetó que  también  era  necesario

           nombrar  sucesor  a  Pompeyo,  pues  era  el  único  medio
           de  restablecer  el  orden  en  Roma y  de  poner  a  salvo  toda
           la  cosa  pública.  Se le objetó  que  no  era  el  mismo  el  caso

           de ambos:  que  César había ya cumplido con su periodo  de
          funcionario  y  Pompeyo  no;  pero  el  tribuno  alegó  que  se
           dieran a César  sucesores  cuando  llegara  la época de darlos

           a . Pompeyo;  el  argumento  de  Curión  se  basaba  en  que
           la oposición  de ambos  ciudadanos  exigía que los dos entra­
           ran  al  mismo  tiempo  a la condición  de  hombres  privados.

              Pompeyo,  por  su  parte,  envía  desde  Nápoles,  donde
           convalecía  de  grave  enfermedad,  una  carta  al  senado,  elo­
           giando las hazañas  de César y las suyas propias,  aduciendo

           que  los honores  de  que  disfrutaba  no  los  había  solicitado,
           sino  más  bien  se  le  habían  otorgado a  su  pesar,  y  ofrecía
           abdicar  a  ellos.  Pero  Curión  no  se  conforma,  pues  aduce

           que, en vez  de  abdicar  Pompeyo,  debe deponer al  instante
           sus cargos y,  entre  tanto,  no  debía  despojarse  a  César  de
           su imperium;  agrega que no es posible concentrar en manos

           de  un  solo  hombre  tanto  poder,  y  que  Pompeyo  aspira
           a  la  tiranía;  para  aparentar  imparcialidad recomienda,  en
           todo  caso,  declarar  a  ambos  enemigos  del  pueblo  y  orga­

           nizar  un  ejército  para  combatirlos.  Su  proposición  no
           es  aceptada.  Antes  de  disolverse,  el  senado  acuerda  que

           cada  uno  de  los  dos  capitanes  cedan  una  legión  con  el
           pretexto  de  “auxiliar  a  los  ejércitos  deshechos  por  los

           partos”.  Cada  uno  da  la  suya,  pero  estas  legiones  quedan
           a disposición de Pompeyo en  Capua.  César  tenía  una  pres­

           tada  de  Pompeyo:  la  devolvió  y  dio  la  suya  propia,  con
           lo  que  quedó  amputado  de  dos  cuerpos  de  ejército.



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